Desde Madrid, España – Los ánimos se caldearon este miércoles en la Cumbre sobre el Clima de las Naciones Unidas, conocida como COP25 (Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), cuando activistas de base, líderes indígenas y grupos de jóvenes realizaron una protesta multitudinaria frente a la principal sala plenaria del complejo donde se realiza la cumbre. Mientras Democracy Now! transmitía su programa en vivo desde el centro de conferencias, se escuchaba a los manifestantes corear: «¡Vergüenza! ¡Vergüenza!» y «El pueblo unido jamás será vencido», en español e inglés, y «¿Qué queremos? ¡Justicia climática! ¿Cuándo la queremos? ¡Ahora!». La del miércoles fue solo una de las muchas manifestaciones que tuvieron lugar en Madrid para denunciar que no se ha avanzado lo suficiente en el proceso para la implementación del Acuerdo de París alcanzado en 2015, un tratado mundial que es la última esperanza para prevenir una catástrofe climática irreversible.
Nnimmo Bassey, director de la Fundación por la Salud de la Madre Tierra, una organización ambientalista de Nigeria, dijo a Democracy Now! desde el hall donde se realizaba la protesta: “La COP se encamina en una dirección peligrosa. Los manifestantes aquí presentes están denunciando que las negociaciones se están encaminando en la dirección equivocada: se habla de mecanismos de mercado, en lugar de la adopción de verdaderas medidas para combatir el cambio climático. Los manifestantes están diciendo: ‘Hay que respetar los territorios indígenas. Debemos respetar los derechos de las personas de los países menos contaminantes. Lo que necesitamos son medidas reales para combatir el cambio climático, no una nueva ronda de debates’”.
La manifestación del miércoles tenía como objetivo cuestionar de manera directa la “ronda de debates” en el principal escenario de la cumbre, donde una de las oradoras era Ana Botín, presidenta del Grupo Santander, el 16° banco más grande del mundo. La revista Forbes nombró a Botín como la novena mujer más poderosa del mundo. En el informe de Rainforest Action Network de 2019 denominado «Banking on Climate Change», en el que se cuantifica la contribución del sector financiero al desastre climático, se señala que el Grupo Santander cuenta con inversiones en combustibles fósiles por decenas de miles de millones de dólares, en proyectos que van desde la extracción de petróleo en aguas profundas a la exploración de petróleo en el Ártico, la fracturación hidráulica y las inversiones en gas natural licuado (GNL). Los críticos vienen argumentando desde hace tiempo que las grandes corporaciones han contaminado las negociaciones sobre cambio climático de la ONU, y los manifestantes aquí en Madrid han insistido en este punto a lo largo de las últimas dos semanas.
La COP25 fue trasladada abruptamente de Santiago de Chile a Madrid, debido a que las protestas suscitadas en Chile contra la desigualdad y las medidas de austeridad hicieron que el Presidente chileno, Sebastián Piñera, cancelara la cumbre de las Naciones Unidas sobre cambio climático en ese país. Chile mantuvo la presidencia formal de la COP25. El logo de la Conferencia es un reloj en el que el largo contorno del mapa de Chile hace las veces de una de sus agujas. El eslogan «Tiempo de actuar», empapela el amplio complejo donde se realiza la conferencia y los edificios públicos de Madrid. Pero dentro de la COP25, el decoro diplomático y la enquistada burocracia ensombrecen las negociaciones y ocultan la urgencia de la crisis.
En la primera línea de batalla del cada vez más severo desastre climático hay poco espacio para el diálogo cordial. Los eventos climáticos extremos, cada vez más severos y frecuentes como consecuencia del calentamiento global provocado por el ser humano, están matando a miles de personas: desde huracanes y tifones hasta incendios forestales y sequías. Gran parte de la costa este de Australia está en llamas, a causa de los incendios forestales provocados por el calentamiento global. Los incendios han sumido a Sydney en una nube de humo, que activa sin cesar las alarmas contra incendios en toda la ciudad.
En Brasil, el Presidente Jair Bolsonaro ha alentado a la quema de la Amazonía, considerada el «pulmón del mundo» debido a los complejos e irremplazables sistemas ecológicos que dependen de ella. La activista Daiara Tukano, de la Amazonía brasileña, dijo a Democracy Now! durante la protesta dentro de la sede de la COP: “Atacaron nuestra democracia. Atacaron nuestra selva. Como pueblos indígenas de la selva estamos intentando defender lo que queda de la naturaleza. Los territorios indígenas defienden más del 80% de la biodiversidad del planeta. La biodiversidad está vinculada con la diversidad cultural. Es parte de nuestro conocimiento, de nuestro modo de vida».
Mientras la revista Forbes elabora el ranking de las personas más ricas del mundo, la revista Time nombró el miércoles a Greta Thunberg «Persona del año» 2019, justo en el punto más álgido de las protestas en la COP25. La activista sueca de 16 años comenzó una huelga escolar hace poco más de un año y medio. Greta faltaba a clase los viernes para protestar frente al Parlamento sueco y exigir la adopción de medidas urgentes para combatir el cambio climático. Su protesta solitaria inspiró a millones de personas en todo el mundo a movilizarse, y sentó las bases para la expansión de un efervescente movimiento de jóvenes contra el cambio climático, que tiene como principales referentes a jóvenes indígenas y jóvenes de color de todo el mundo.
Greta habló el miércoles por la mañana en el «Evento de Alto Nivel sobre Emergencia Climática» de la COP25. Poco después, decenas de jóvenes activistas se subieron al estrado mientras los agentes de seguridad intentaban sacarlos. Los activistas se quedaron allí, firmes, con los puños en alto, mientras coreaban: «El petróleo no se bebe, déjalo en el suelo». Mientras bajaban del estrado, también coreaban: “¡Somos imparables! ¡Otro mundo es posible!”.