Giovanna Pagani, presidenta honorífica de WILFP-Italia, ha marcado claramente el objetivo de su presencia en la COP25: «Venimos aquí para decir «no puede desarrollarse ninguna justicia climatica si hay guerra. Nosotros queremos justicia climática junto a la justicia social en un mundo sin guerras, sin armas, sin armas nucleares, sin armas de ningún tipo»
Nosotras, las mujeres, estamos bien preparadas en este proceso que pide el cambio para todo el mundo, empezando por la condición triste en que se encuentran las mujeres y los niños y las niñas del mundo. ¿A causa de qué? En primer lugar, a causa de la guerra que se está desarrollando a una velocidad inaceptable, del cambio climático, que es una consecuencia de la guerra, y también de la injusticia social. Por lo tanto, nosotros estamos aquí para decir algo muy simple y concreto: no puede desarrollarse ninguna justicia climática si hay guerra. Entonces, nosotros queremos justicia climática, sí, pero junto a la justicia social sin guerras, sin armas nucleares, sin armas de ningún tipo.
En estas Cumbres por el Clima, tenemos que aumentar la presión para pedir que las emisiones de CO2 por parte de los militares sean incluidos en los documentos oficiales.
Esto fue una tentativa que se intentó con el Protocolo de Kioto para facilitar que lo firmara EEUU. Al final ¿Qué pasó? Que los EEUU no participaron, no firmaron y en el Protocolo de Kioto tampoco está incluido ese asunto pero es básico.
Se está presentando la energía nuclear civil como una alternativa para producir energía verde
Si se me permite añadir otra cosa que me alarmó bastante en esta COP es cómo se está presentando a los lobbies de la energía nuclear civil, se presentan como una alternativa para producir energía verde.
Y claro que, en este espacio, hemos apuntado mucho hacia la energía eléctrica a cambio de la energía que procede del carbón y los fósiles, pero esta energía que viene de la energía nuclear es muy peligrosa porque la ciencia todavía no solucionó el tema de los desechos radiactivos, porque ahora la humanidad intenta resolverlo poniéndolo en lo más profundo de la tierra pero esto no es una solución, porque estos residuos radiactivos están activos por millones de años. Entonces, nosotros seguimos violentando nuestra naturaleza de una forma inaceptable.
Hay una científica, Rosalind Bertel que ganó al final de los años 90 el Nobel Alternativo por la Paz. Era una experta en este asunto.
Ella en su último libro, El Planeta Tierra, el último arma de guerra, en este maravilloso libro testimonia cómo la industria militare lleva 50 años de adelanto frente a lo que nosotros pensamos para mejorar nuestro mundo. Ahora, mientras nosotros hablamos de estas armas, ellos ya han planificado otra cosa terrible. Ya he escuchado que la OTAN está planificando irse al espacio. Esto es verdaderamente inaceptable.
Es necesario asociar tres amenazas: la militar nuclear, el cambio climático y la amenaza de la pobreza
Por lo tanto, más que nunca, es importante decir que para resolver el problema climático tenemos que asociar las tres amenazas: la amenaza militar, nuclear, la amenaza del cambio climático y la amenaza de la pobreza. Necesitamos de una estrategia integrada, tenemos que cerrar el círculo de la vida, porque el ser humano lo ha roto.
Volviendo a Rosalind Bertel, ella calculó las víctimas de las radiaciones nucleares desde el comienzo de la era nuclear, es decir 1945. Bueno, es una cifra para mi cabeza casi inimaginable y que se queda corta porque llega hasta 2007, cuando ella muere. Ella calculó, incluyendo las bombas, los incidentes de las plantas nucleares, ella habla de mil trescientos millones de víctimas. Es algo que nos tiene que hacer reflexionar profundamente, empezando por nosotras las mujeres que somos las portadoras de la vida y, por lo tanto, llevamos dentro de nosotras ese llamado ancestral de la vida que nos pide con urgencia que estemos del lado de la vida con la mayor contundencia que podamos expresar en nuestra acción.
Los jóvenes hablan poco de la interconexión entre guerras y contaminación ambiental por falta de información
La presencia de las mujeres y de los jóvenes es muy visible, lo que lamento es que estos jóvenes son muy fuertes especialmente en pedir acciones concretas pero se limitan a un contexto de la emisión de CO2 y hablan poco de la paz, de esta interconexión que existe entre las armas, las guerras y la contaminación medioambiental. No es culpa de ellos porque cuando ellos saben actúan con fuerza pero les falta esta información y somos nosotros, los adultos, quienes tenemos que involucrarlos en esos conocimientos. Yo he visto que, cuando alguien o yo hablamos de esto, sus ojos se abren y lo relacionan.
Entonces, pienso que podemos seguramente implementar más esto en movimientos juveniles, que no es solamente el de los Viernes Para el Futuro (Friday For Future). Y yo agradezco a Greta, que ha empezado este movimiento, pero también están los jóvenes de Extinction Rebellion, jóvenes que no están aquí o allá pero que están fuertemente involucrados.
Una cosa que me asusta es que los jóvenes justamente ahora hablan de esta urgencia de actuar y, volviendo al tema nuclear, algunos de ellos se sienten “capturados” por el tema nuclear como solución limpia. Eso no es porque también se habla de que hay la posibilidad de sacar las radicaciones de los desechos porque hay una tecnología pero todavía no esta en marcha. Ellos dicen, ‘bien, bien pero puede ser una solución rápida para lo que estamos necesitando’. Nos parece que esa solución rápida no tenga en cuenta los riesgos. Cuando un ser humano tiene que decidir, ha de evaluar tres elementos los costos, los beneficios pero también los riesgos. Y esto muchas veces se oculta.
La primera acción es desactivar las bombas
La energía nuclear nació como energía nuclear militar, después de muchos años, de 10 o 15 años, comenzaron con la energía nuclear civil pero es cierto que la energía civil es una puerta abierta hacia la nuclear militar. Puede ser que en este momento histórico tan conflictivo, en el que los americanos son tan agresivos y amenazantes contra la humanidad, alguien piense que si tiene una planta nuclear puede rápidamente tener también las bombas para decir: ‘cuidado, yo estoy armado, espera antes de…” pero es una lógica que no comparto. Espero que pueda ser superada porque ahora necesitamos de una política de cooperación internacional, que puedan sentarse todas las potencias nucleares alrededor de una mesa y hablar y decir, como prioridad, que el riesgo es real; tenemos entre 1800 y 2000 bombas que pueden ser disparadas entre 10 y 15 minutos, que es muy poco para decidir si pulsar el botón. Entonces, en primer lugar, como primera acción es desactivar estas bombas, sentarse y decidir conjuntamente soluciones para la humanidad.
Los científicos lo dicen, tenemos diez años para desandar el camino. Diez años son pocos pero tenemos que hacerlo, si no desapareceremos como humanidad.
Hay dos puntos muy críticos que se van a decidir en la Cumbre: el mercado del carbón, el mercado de las emisiones, y el asunto de la financiación de los proyectos de energía sostenible.
Tenemos un año para garantizar un futuro a nuestros hijos
Son dos puntos muy críticos. Durante la primera semana de la COP, una semana de encuentros técnicos, no se solucionaron. Ahora, estamos en una semana política… no se sabe. La presión popular tiene que ser más fuerte, de lo contrario no pasará nada importante. Si de aquí, no sale nada, tenemos un año en que la presión popular ha de ser muy fuerte (yo lo juro sobre mi vida que haré lo que pueda). Tomemos todos conciencia y pensemos en nuestros hijos y en garantizarles un futuro en un mundo, en el que se ha salvado la naturaleza, en un ambiente sano, y sin guerras naturalmente.