El train bombing político une a Pablo Allison, escritor y fotógrafo nacido en Manchester que creció en Ciudad de México, y el Collettivo FX, emiliano, artista-artesano de palo y rodillo.
La nueva sede en Corso Garibaldi 1 (RE) de Vicolo Folletto Art Factories, desde el 10 de noviembre acoge a Exodus, la narración de la “tragedia más grande de nuestro siglo: el éxodo de millares de personas en búsqueda de un refugio político o de una existencia mejor.”
El comisario Pietro Rivasi, los artistas, el Collettivo FX y Pablo Allison, los galeristas Lia Bedogni y Tiziano Scalabrini, son los “locos” responsables de este proyecto. Se necesita de una buena dosis de locura para exponer las pruebas documentales, dibujos preparatorios, bocetos, fotografías, remando contra un mercado del arte que “saca” la obra de arte callejera de su contexto original (como sucedió en Boloña en 2016 y este año en Turín con las obras de Blu, Ericailcane y otros artistas), para desnaturalizarla, conectándola de manera utilitarista a una visión directa. Hay que ser locos para invertir tiempo y dinero de su propia galería en una exposición que no muestra los “originales” de las obras. Obligatoriamente loco es quien en la noche se va a pintar los trenes que llevan mercancías hacia Alemania o Austria; quien, con espray y cámara, se sube a La Bestia para seguir el viaje que millares de migrantes, procedentes de Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, enfrentan poniendo en riesgo sus mismas vidas (La Bestia es denominada también El tren de la muerte, El devoramigrantes, por el número de muertos e inválidos provocados en el intento de subir al tren).
Collettivo FX y Pablo Allison averiguan y denuncian, con el reportage, el lettering, el figurativo, la disimetría entre mercancía y persona. En contra del sistema europeo y americano que cierra las fronteras, construye muros, firma acuerdos para la libre circulación de mercancía y veta la de los seres humanos, el vagón de carga se convierte en acto político.
En el espacio de la galería, el trabajo de los dos artistas está colocado según una representación de perspectiva que, devolviendo el fenómeno migratorio a su dimensión global (e irónicamente amarga en las representaciones de las especies de animales migrantes), halla el punto de fuga en una serie de retratos de exploradores-conquistadores y termina con la imagen de una pared realizada con las manos: la inscripción “derecha” cubre los ojos de quien, charlando de seguridad, ha refrendado antes que nadie los acuerdos de muerte con la Libia de Serraj, abriendo paso a la sucesiva propaganda y a normas cada vez más restrictivas, puestas en vigor a pesar de las obligaciones ratificadas por las Convenciones Internacionales. La exposición se coloca, no por casualidad, en el interior de las Ex Officine Meccaniche Reggiane. El edificio en desuso, que hubiera podido transformarse en un espacio para compartir y una oficina cultural de la ciudad, ha sido recuperado en parte. Y, además, es un refugio para los sin techo o los sin papeles.
La colaboración entre Pablo y el Collettivo FX seguirá, porque los dos comparten su manera de situarse en el mundo, la empatía hacia los débiles y los indefensos, la urgencia de mostrar la cara brutal de la Autoridad insensible a las mínimas necesidades básicas.