En rigor, este reconocimiento está en sintonía con la decisión tomada por las autoridades kosovares, hace cuatro años y medio, de declarar de manera unilateral su condición de país soberano, luego de prometer trabajar por la reconciliación entre los mayoritarios albaneses y la minoría serbia.
Sin embargo, las tensiones aún persisten en el enclave del norte de Serbia, 13 años después de que una polémica campaña de bombardeos de la OTAN pusiera fin a una guerra entre las dos comunidades y de que la ex provincia serbia quedara bajo control internacional.
La resolución dio a luz durante una conferencia del Grupo Internacional de Supervisión de ese territorio, organismo que hasta ahora tuvo influencia directa sobre el gobierno de Kosovo y sobre la legislación a través del representante civil del Grupo de Supervisión, Pieter Feith.
En el encuentro de Viena, el funcionario declaró que la antigua provincia serbia se convirtió, en estos años, en un país «moderno, democrático y multiétnico». Feith, que dejará su puesto en septiembre próximo, fue hasta ahora el encargado de revisar la implementación del plan de la ONU, que incluye derechos especiales para los serbios. También supervisaba el desarrollo de las estructuras políticas democráticas.
«Hoy el Grupo de Supervisión Internacional tomó una decisión histórica e importante sobre Kosovo», proclamó a su vez en Viena el primer ministro kosovar, Hashim Thaci, antiguo oficial de la guerrilla de ese origen que combatió contra el Ejército serbio. Thaci reiteró que el objetivo de su gobierno es, más adelante, formar parte de la OTAN y la UE, informó la agencia de noticias DPA.
Con todo, la UE seguirá presente en Kosovo a través de sus expertos políticos y jurídicos, en tanto que la fuerza internacional de la ONU para este territorio, la KFOR, seguirá en el país hasta septiembre. La resolución adoptada será firmada oficialmente en Pristina, la capital kosovar, el 10 de septiembre próximo, con lo cual Kosovo ostentará a partir de ese día su condición de ser el más flamante país en obtener la independencia plena en el mundo.
Kosovo declaró su independencia de Serbia en febrero de 2008, después de casi 10 años bajo la protección de las Naciones Unidas. La declaración fue avalada por 91 países, pero no por Rusia, China y otros más. Rusia se considera protectora de los serbios de Kosovo, y apoya implícitamente su negativa a aceptar las instituciones de gobierno de los albaneses y su deseo de fusionar su región con Serbia.
Pese a las persistentes tensiones importantes entre serbios y albanos, tanto Feith como Thaci se mostraron optimistas sobre la posibilidad de reducirlas. Kosovo, territorio históricamente tapón entre la antigua Yugoslavia y Albania y por lo tanto fuente de conflictos geográficos, étnicos, religiosos y políticos, está enclavado enla siempre caliente zona de los Balcanes.
Allí viven alrededor de 2 millones de personas, la mayoría de ellos integrantes de la etnia albanesa, en una convivencia generalmente difícil con la minoría serbia, que siempre consideró a Kosovo como territorio propio.
Desde 1996, y durante casi cuatro años, la tensión entre ambas comunidades desembocó en una guerra de guerrillas entre los independistas albaneses y las fuerzas de seguridad serbo-yugoslavas, donde los albaneses se autodenominaban «movimiento separatista» y las fuerzas serbias los tildaban de «terroristas».
Hacia el fin de esa década, además, la OTAN intervino en el conflicto, en especial entre el 24 de marzo y el 10 de junio de 1999, período en el cual sus aviones realizaron bombardeos continuos contra objetivos yugoslavos.
Un símbolo trágico de la guerra fue el desplazamiento forzado de decenas de miles de personas hacia otros países, episodio que junto al asesinato liso y llano se conoció como «limpieza étnica», sufrido en particular por la colectividad kosovo-albanesa.
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