Ante la grave situación que en Bolivia ha llevado a su presidente Evo Morales a renunciar, el Partido Humanista Internacional manifiesta su rechazo y condena el golpe de estado que la oposición ha perpetrado en este país.
Los humanistas rechazamos y condenamos los métodos que la oposición ha utilizado en esta crisis generada en torno a las elecciones de Bolivia. Cuando había aceptado el Gobierno unas nuevas elecciones la oposición ha demostrado que no le importa tanto el resultado electoral, como desalojar al Presidente Morales y a su partido del Gobierno, sea como sea. No han intentado una solución dialogada al conflicto, al contrario han propiciado la ruptura de la convivencia pacífica en el país utilizando el matonaje y la violencia física y han colocado, de manera irresponsable, a todo el pueblo de Bolivia ante el grave peligro de una confrontación que llevaría a un desastre general y a la pérdida de muchas vidas humanas.
Estamos ante un grupo decidido a hacerse con el poder utilizando la violencia en todas las formas a su alcance. Existen grupos de la derecha económica de Bolivia, con apoyo en el exterior del país, que nunca han aceptado que un indígena, sindicalista y cocalero se haya convertido en presidente electo de Bolivia. Este presidente ha reducido la tasa de pobreza de manera considerable, casi ha erradicado el analfabetismo, y además ha devuelto al pueblo la mayor fuente de riqueza del país, los hidrocarburos. No se lo perdonarán nunca.
Queremos enviar nuestro apoyo al pueblo de Bolivia y a sus organizaciones sociales, que han desarrollado un proceso que ha conseguido avances sociales de todos y para todos. Evo Morales es el primer y hasta ahora único presidente de un pueblo originario de América Latina, pero la Constitución de Bolivia ha devuelto a todas y todos los bolivianos derechos y libertades que la mayoría nunca disfrutaron, y ha declarado la renuncia de Bolivia a la guerra como forma de resolver conflictos, por lo que los humanistas de todo el planeta la aplaudimos y admiramos.
Evo Morales ha elegido renunciar para evitar la confrontación. Es un gesto que muestra que en este conflicto hay quienes miden sus acciones y sus consecuencias para con el pueblo, y quienes exacerban el odio, el racismo y la intolerancia sin pensar en el coste humano y social que generará a futuro.
Pedimos que se resuelva el conflicto de manera no violenta, y que se respete la soberanía de Bolivia. No podemos permitir que regrese el colonialismo y el imperialismo a Latinoamérica. Pedimos que se convoquen de acuerdo con la ley nuevas elecciones sin aceptar chantajes ni imposiciones externas o internas de los grupos violentos.
El futuro de Bolivia no pertenece a un grupito de oligarcas ni a potencias extranjeras que intentan imponer sus intereses de manera violenta, sino a todos los bolivianos y bolivianas y más pronto que tarde encontrarán un cauce para expresar su voluntad libremente.