Esta vez Reporteros sin Fronteras –quien ha sido usado reiteradamente en la guerra mediática contra Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y otras naciones progresistas-, presentó un manipulado informe titulado Enemigos de Internet, en ocasión del Día Mundial contra la ‘Cibersensura’. A pesar de que trata meter a todos a los que denuncia en un mismo saco, se centra en el ataque mediático contra la figura del presidente Nicolás Maduro, supuestamente por erigirse en censor de la libertad de Internet y coartar la libertad de expresión en las redes sociales.
Las diatribas contra Maduro se centran en el inventado uso de proveedores del servicio de Internet y de albergue, para favorecer al discurso político a favor de su gobierno y en detrimento de los usuarios de la derecha venezolana. Lo cierto es que cuando se quiere ser ciego, solo basta taparse los ojos para no ver la realidad y eso es lo que hacen, descaradamente, los señoritos de Reporteros Sin Fronteras.
RSF ha omitido que los grupos violentos de la derecha emplean las redes sociales para lanzar convocatorias a la ruptura de la gobernabilidad en Venezuela, propagan rumores para crear inestabilidad política e incitan a la desobediencia social reiteradamente. De la misma forma, los usuarios provocadores hieren descaradamente, mediante ofensas, al presidente, a la figura de Chávez y falsean la realidad montando supuestos escenarios represivos con fotos y videos que no tienen absolutamente nada que ver con lo que sucede en Venezuela.
Tácitamente, RSF parece bendecir a la guerra sucia, sumados al vertedero de mentiras difundidas en la redes sociales, como apoyatura a la guerra ideológica montada por los grandes medios de comunicación. Por el contrario, es incapaz de evaluar el impacto en las redes sociales de los principales actores en las mismas que salen en defensa de la institucionalidad amenazada.
La libertad de expresión tiene un límite ético que debe ser defendido por todo aquel que se vanaglorie de representar al periodismo. Falsear la verdad, manipularla, rompe esa ética. Al igual, la incitación al odio, la convocatoria a la violencia fascista, la apología al irrespeto de la Constitución y vulnerar el humanismo, también representan serias ofensas contra la ética. A ello se suma también el descarado hecho de manipular a las víctimas y el duelo que fomentan en la realidad los criminales, encargándose de manipularlas en la dimensión digital.
El gobierno venezolano tiene el legítimo derecho de protegerse de quienes tratan, siguiendo instrucciones foráneas, de desestabilizarlo, manipulando temas sensibles como la seguridad ciudadana y los asuntos de la alimentación y el respeto a la integridad física. Todas aquellas webs que sigan ese patrón han de ser restringidas por violar las normas del respeto a la ciudadanía, de sembrar en la misma el miedo y la intranquilidad, de generar caos e incertidumbre entre las personas.
RSF no denuncia el apoyo recibido por los grupos fascistas para impostar represiones inexistes, inculpar al gobierno de crímenes cometidos –en su total mayoría-, por estos sujetos desestabilizadores; sin ver la complicidad de quienes prestan sus plataformas para mantener el permanente acoso mediático contra la paz en el país.
RSF, sin embargo, no tienen un pelo de tontos. Meten en un mismo saco, sin importar razones, a todos aquellos, culpables o inocentes, con el solo fin de promover una inexistente imparcialidad en sus juicios. Es por ello que Reporteros sin Fronteras incluyó a 32 instituciones como Enemigos de Internet. ¿Qué comparación puede haber entre el gobierno de Maduro –pregunto yo-, y aquellos conglomerados del espionaje mundial como la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y la Government Communications Headquarters del Reino Unido (GCHQ), puestos mundialmente en entredicho por espiar hasta a sus propios conciudadanos y a figuras de la vida política de otras naciones?
¿Por qué no se culpa a aquellos gobiernos y servicios de inteligencia, como la CIA, el Mossad, el MI6 y otros, así como a grupos oligárquicos y sus apéndices paramilitares, quienes asesinan, desaparecen, chantajean y cometen repudiables actos contra periodistas? En estos casos no se coarta la libertad de expresión, sino simplemente se mata a quien la reclama. Los culpables siempre permanecen impunes.
¿Por qué, realmente, no se ejerce la misma dura denuncia –como se intenta realizar contra Maduro-, contra aquellos que nos vigilan descaradamente, sin nuestro consentimiento o nos venden mentiras por verdades a diario? ¿Por qué RSF nunca ha criticado con audacia a CNN, al Washington Post, al The New York Times, al diario español El País, y tantos otros, por mentir deliberadamente sobre muchas realidades que afectan al mundo de hoy?
¿Por qué RSF solo ve como enemigos de internet a países como Paquistán, Corea del Norte, Cuba, Vietnam y China, por citar algunas naciones, obviando el descarado manejo de la realidad por parte de las grandes potencias y por los grandes monopolios de comunicación?
Es obvio, señores míos, que RSF actúa con mala intención y sucia ética en este manipulado informe, cuya existencia da a conocer hoy, sospechosamente, la Voz de América (VOA), papagayo oficial del gobierno norteamericano.
RSF quiso cantar como gallo en el mundo de las cotorras, pero solo pudo decir pio, pio, pues su oficio es el de triste repetidora de lo que dicen sus goebelianos financistas poderosos, hoy tiritando de frío en el Norte malicioso y nauseabundo.
Percy Francisco Alvarado Godoy