Por Katya Torres
Con los recientes cambios, catástrofes, crisis climáticas y demográficas, debido a grandes movilizaciones de masas humas, de un territorio a otro, las consecuencias sobre nuestro planeta no han tardado en verse reflejadas en los impactos negativos sobre los recursos naturales. Mucho se ha hablado, hasta el hartazgo, acerca de estos cambios e impactos negativos de la humanidad sobre el planeta que habitamos, sin embargo, las acciones aún son insuficientes. Las iniciativas y movimientos abundan, pero mientras la maquinaria de la sobreexplotación y el lucro a nivel global sigan funcionando, los resultados e impactos concretos escasean.
En un mundo donde las sociedades son, en su mayoría, controladas por las mismas ideas de: acaparamiento, explotación, lucro, egoísmos propios de los individuos, conflictos, guerras
(especialmente por el control de recursos), crecimiento poblacional y grandes movimientos humanos; no es raro encontrarnos con tantas consecuencias que, llevan años manifestándose, pero que hasta en nuestros días parecen cobrar más fuerza. Y es algo, a la vez, inteligente y propio de los seres humanos, tratar de controlar los recursos, pero la ambición desmedida, los conflictos imperecederos, las transmigraciones humanas, causadas por las mismas razones, no hacen más que empeorar el statu quo.
Estas ideas han existido por años, los conceptos y relaciones directas entre crecimiento poblacional y recursos naturales, los límites del crecimiento y desarrollo, la relación entre
desarrollo y medio ambiente; sin embargo, lo que no ha estado mucho tiempo en discusión son las alternativas globales y el impacto real que movimientos sociales pueden tener sobre las decisiones que se toman a nivel global, e interno, entre un pequeño grupo de individuos que lo controlan casi todo. Sobre esto sí se ha discutido mucho, las ideas conspirativas o no, de quiénes tienen el poder real en nuestro sistema humano, sistema basado en la producción, explotación de recursos naturales y humanos, guerras y conflictos, todo por el afán de lucro y acaparamiento.
De cualquier manera, lo que parece impactar en las mentes humanas son las imágenes, ideas sociales y colectivas, acerca de nuestra eminente extinción como especie en el planeta. Y, a pesar de que, ahora, estas ideas han cobrado más vida debido a personajes que están impactando en este mundo colectivo de imágenes y tendencias, lo importante es lo que podemos hacer cada uno, a nivel individual, por hacer algo de impacto en nuestros propios entornos, hogares y sociedad, en general. Cabe la pregunta de cómo nos vemos a nosotros mismos como miembros de un colectivo, como individuos parte de la misma raza humana, y como elementos clave del mismo sistema que criticamos, pero en el que cohabitamos.