Considerando la población marroquí
que hay en España y Europa bien vale el esfuerzo de informarles, pero al parecer, los
poderes fácticos apoyan al gobierno y no a la gente. Para los que protestan en este país el
nerviosismo de las autoridades marroquíes frente a las protestas convocadas en diversas
ciudades del país era manifiesto, desde las primeras horas. Pues es una verdadera
osadía manifestarse en este país casi dictatorial. Desde la noche anterior centenares
de policías blindan el punto de encuentro en Rabat, la puerta de Bab Alhad, donde los
simpatizantes del Movimiento 20 de febrero encabezan las protestas.

Por
su parte, el Ministerio de Interior amenazaba con «perseguir judicialmente» a aquellos
que se manifestasen «sin anunciar previamente el objeto, el lugar, la fecha y la hora de las
convocatorias, así como las rutas previstas para prevenir cualquier alteración del orden
público».

Motivo por el cual, los manifestantes de la capital marroquí, unos centenares, se limitaron a
simplemente a una sentada pacífica que transcurrió sin incidentes. En cambio, en la ciudad
de Agadir, se desafío a las autoridades por lo que los manifestantes recibieron una dura
carga policial con 30 personas resultando heridas, cuatro de ellas de gravedad. Fuentes
del Movimiento 20 de febrero lo califican de «brutal represión».

En las manifestaciones participan asociaciones de derechos humanos, partidos de
izquierdas y grupos islámicos. En Rabat, esta convocatoria tuvo menor afluencia que la de
la semana pasada, pero los participantes aseguran que seguirán saliendo a la calle hasta
que se satisfagan sus demandas. «Esto es el inicio, esto no va a parar», afirma a la prensa
(según Público edición digital) un activista de Transparency Maroc.