La APDHA muestra su indignación por la muerte de la porteadora que falleció el pasado 18 de agosto en la frontera con Ceuta
La organización exige condiciones de trabajo dignas y acabar con la violencia estructural contra las personas que ejercen el porteo
La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía ha mostrado su indignación por la muerte de Fátima Bushra en el paso fronterizo Tarajal II de Ceuta. La mujer porteadora falleció en la noche de ayer al precipitarse por la escollera, mientras salió de la cola para buscar un lugar donde hacer sus necesidades. “Si hubiera habido unos miserables baños públicos, Fátima no habría muerto”, denuncia la organización, que transmite sus condolencias a la familia de Fátima y recuerda que con esta, son ya nueve las personas que han fallecido desde que se abriera hace dos años el paso fronterizo del Tarajal II.
“Es absolutamente indigno que no existan baños públicos, agua potable, ni zonas de sombra para las más de 2.000 personas que diariamente atraviesan la frontera” para ejercer el porteo y que esperan a la intemperie largas jornadas en mitad de la noche, alerta APDHA.
Estas muertes, critican desde la asociación, siguen produciéndose por la irresponsabilidad de ambos Gobiernos y podrían evitarse si estos tuviesen voluntad de realizar una gestión de la frontera respetuosa con los derechos humanos. ”Las políticas migratorias se cobran demasiadas vidas cada año y otras tantas se roban poco a poco, como es el caso de las porteadoras”, explican.
La asociación lleva desde 2012 reclamando algunas medidas básicas y “totalmente asumibles”, recogidas en su decálogo de propuestas tras la Campaña Porteadoras: La Injusticia a la Espalda. Declaran que “establecer zonas de descanso, habilitar baños públicos y agua potable dignificaría las condiciones en las que ejercen su trabajo, pero lo más importante es acabar con la violencia estructural a las que son sometidas las porteadoras, que son la verdadera causa de estas muertes”.
Aseguran que “si se reconociese el porteo como actividad laboral en régimen transfronterizo y no tuviese la condición de actividad alegal, no tendrían que esperar desde la madrugada en todo tipo de condiciones climatológicas adversas para poder cruzar la frontera, porque es la situación de vulnerabilidad y de exclusión socioeconómica la que les lleva a recurrir a este trabajo para garantizar el sustento diario”.
Desde APDHA insisten en que seguirán denunciando que ambos Gobiernos realizan una gestión de la frontera a espaldas de los derechos humanos, con prácticas que se ceban especialmente con mujeres sobre las que se ejerce un racismo institucional, empobrecidas socioeconómicamente y vulnerabilizadas. En los numerosos diálogos que establecen España y Marruecos, señalan, “no contemplan como prioritario atender al factor humano de las personas que portan mercancías y en las que se sustentan los más de 400 millones de euros de beneficios anuales para Ceuta, sino que sólo se centran en el control de los flujos migratorios”.