En la Folha de hoy, el veterano columnista conservador Demétrio Magnoli, pide que se “libere a Lula”, pero aún no es suficiente

LUIS FELIPE MIGUEL

En la Folha de hoy, el veterano columnista conservador, Demétrio Magnoli pide que se “se libere a Lula”

«La Corte Suprema tiene el deber de preservar el Estado de Derecho declarando la nulidad del juicioy liberar al expresidente», escribió.

La columna está repleta de críticas duras al PT y a Lula. Desde mi punto de vista, en general son equivocadas o exageradas, pero el punto central es que Magnoli, después de presentar su rosario de críticas, afirma que « Lula y el PT deberían ser juzgados por esto, pero en tribunal más acorde que son las urnas».

Es exactamente lo que yo, y muchos otros, hemos dicho desde que comenzó la persecución judicial contra Lula y el PT hace muchos años.

La bandera de “Liberen a Lula ” no es una del lulismo. Esta no se confunde con la defensa a la candidatura de Lula para una nueva presidencia. Tampoco es una adhesión a su estrategia política, ni un frenesí de sus mandatos pasados.

Hay quienes defienden la libertad de Lula y todo, pero también hay quienes la defienden  de forma crítica en relación a los gobiernos del PT y a las elecciones políticas del expresidente.

Lo que nos une es la defensa del Estado de Derecho, no la de un partido,un líder o una estrategia política.

En el último párrafo, Magnoli pide que Moro, Dallagnol y sus compinches sean llevados al «estrado, acusados por defraudar el sistema de justicia», con lo que también estoy de acuerdo.

Cerró diciendo: «Liberen a Lula. No por él ni por el PT, pero si en defensa de un bien público precioso para todos nosotros, el que tantos pobres necesitan para tener un acceso al Estado de Derecho. Que el expresidente sea procesado de nuevo, de acuerdo con los rituales legales y juzgado por magistrados no partidarios».

Está muy bien. No se trata de otorgarle ningún tipo de inmunidad a Lula. Se trata de exigir que la justicia actúe.

Estoy seguro de que un tribunal que realmente quiera hacer justicia absolvería a Lula en los casos que hasta ahora continúan en curso debido a la fragilidad fáctica de las acusaciones contra él. Aunque Magnoli señala la dirección contraria, de acuerdo con lo que él mismo escribió, la convicción de cada uno no tiene importancia. «En el Estado de Derecho democrático, como jueces independientes, ignoran la “petición popular” redactando sentencias basadas en la ley y siendo informadas por un proceso limitado por formalidades que protegen los derechos del acusado.

En cuanto a los errores políticos, estos deben ser juzgados por el electorado, que debe poner en la balanza tanto los errores y los aciertos para al final dar su veredicto.

En todo el texto, Magnoli hace hincapié en destacar su sentimiento virulento anti PT, pero en esencia, ahora defiende lo mismo que los demócratas han defendido hace tiempo: poner fin a los arrestos políticos, derecho a un juicio justo para todos, pena para aquellos que corrompieron el sistema de justicia.

Es una posición más coherente que la de Ciro y otros como Gomes por ejemplo, pero aún no es suficiente.

Magnoli fue un gran defensor del golpe de 2016. Al defender la acusación fraudulenta que derrocó a la presidenta Dilma Rousseff, defendió con uñas y dientes la misma tesis que ahora está siendo blandida por los lavajatistas en crisis: lo que cuenta es el cumplimiento de los rituales jurídicos del Estado de Derecho, y para los pobres mortales como nosotros, no nos concierne discutir las decisiones dictadas por las instituciones.

Es por eso que su “Liberen a Lula” de hoy no es suficiente, se necesita más.

Es necesario que vinculemos la persecución de Lula con el golpe. Se debe hacer una autocrítica al golpismo. Es necesario tener en cuenta el proyecto básico de silenciar el campo popular en el juego político, y rebelarse contra él por ser antidemocrático. Debe entenderse que el arresto ilegal de Lula hizo ilegítimas las elecciones de 2018, por lo que deben anularse.

Magnoli está en una posición sui generis. Uno de los pioneros entre los intelectuales de los medios de derecha que no tenía aliento, ni estómago, para enfrentarse a la competencia y fue ensombrecido por los Reinaldos, Kims, Villas, Sheherazades, Hasselmans, Constantinos. Se negó a rebajarse al bolsonarismo y tuvo la dignidad de predicar el apoyo a Haddad en la segunda ronda.

Está interesado en ser aceptado nuevamente como conservador, sí, pero democrática y efectivamente liberal. Dio pasos en esa dirección, y la columna de hoy es un ejemplo, pero todavía hay un buen camino por recorrer.


Traducción del portugués por Erika Rodriguez

El artículo original se puede leer aquí