Después de ubicarse en el segundo lugar en los comicios del 6 de mayo, con el 16% de los votos, fracasó en formar un gobierno con los conservadores de Nueva Democracia y los socialistas de Pasok.
Tsipras, de la Coalición Izquierda Radical (Syriza), no plantea la posibilidad de que Grecia abandone la Unión Europea (UE), pero está en contra de las políticas de los acreedores externos luego de cinco años de recesión.
“Somos muy optimistas: vamos a ganar los comicios. Y va a ser un terremoto político para Europa y para el mundo”, dijo a Télam por teléfono desde Atenas el argentino Costa Isijos, responsable para la política internacional de Syriza.
Isijos, que vive en Atenas desde 1981 y es miembro de la secretaria política de Izquierda Radical, señaló: «Nosotros queremos que se cree una auditoría para controlar la deuda; queremos cambiar esta Europa liberal con los demás pueblos. Creo que podemos dar un paso importante el 17 de junio”.
Las últimas encuestas, sin embargo, parecen darle la espalda a Tsipras, de 38 años, ya que la conservadora Nueva Democracia, de Andonis Samaras, partidaria del ajuste, aparece ganadora con el 26% de los sufragios, según un informe publicado el viernes por la televisión griega Alpha.
Según esta encuesta, Samaras se vería favorecido por los socialistas del Pasok, que obtendrían el 14% de los votos, sumando juntos 164 de las 300 bancas del Parlamento griego.
Si bien este informe le es desfavorable, la figura de Tsipras (que no suele usar corbata y anda en motocicleta) sigue ocupando la atención de los griegos, sobre todo después de que Alemania desmintiera que la jefa de gobierno, Angela Merkel, haya propuesto un referendo a Grecia sobre su permanencia en la zona euro.
Syriza acusó a la canciller alemana de tratar a Atenas “como un protectorado alemán”, mientras algunos analistas afirmaron que la supuesta injerencia de Berlín en los comicios puede favorecer a los sectores de izquierda que se oponen a las políticas de ajuste.
Samaras también se manifestó indignado y dijo que el pueblo griego no necesita de un referendo para demostrar que está a favor del euro.
Entre las opciones que figuran para salir de la crisis está el retorno a la antigua moneda griega dracma, tuledada por el FMI, cuya directora Christine Lagarde dijo que sería “una ruptura ordenada” con el euro.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo y la Unión Europea, incluida la canciller Merkel, podrían suavizar las medidas draconianas impuestas a Grecia que han causado un aumento del desempleo entre los jóvenes de entre 15 y 25 años de un promedio del 53,8%, informó el organismo oficial griego Elstat.
El desempleo fue del 21,7% en febrero.
Las ideas de Zsipras, que impulsa el pleno empleo y reducir los fondos militares y de defensa para invertirlos en salud, educación y protección social, son completamente diferentes a los postulados de austeridad firmados por Grecia con los organismos financieros internacionales.
Para Nikos Chrysoloras, que forma parte de la red de observadores del diario británico The Guardian, Grecia debe permanecer en la eurozona, soportando las medidas de austeridad.
«La impresión de una nueva moneda, mientras se está en bancarrota, es suicida y el consiguiente caos dolería al resto de Europa”, afirmó el analista.
De acuerdo a The Guardian, si Grecia abandona la Unión Europea podría ser tan perjudicial para la economía mundial como la quiebra financiera estadounidense Lehman Brothers en septiembre de 2008.
Si los griegos no cumplen las promesas hechas a sus socios europeos, el país podría caer en bancarrota, lo que allanaría el camino para el regreso del dracma.
“El pueblo griego debe saber qué es lo que está votando; no se trata de políticas de partidos, sino del futuro de Grecia en Europa y también en el euro”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores alemán, el liberal Gudio Westerwelle.
La crisis del euro está causando preocupación en otros países como España, donde el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, afirmó en los pasillos del Congreso de los Diputados:“Austeridad sí, crecimiento también».
En medio de esta incertidumbre, la figura de Tsipras aparece en el otro extremo de los que impulsan medidas de ajuste para poner fin a la crisis griega.
Gran parte del miedo que existe en el mundo financiero no es porque Atenas intente abandonar la zona euro, sino por el contagio que podría traer la llegada de un gobierno contrario a la austeridad en países como España, Irlanda y Portugal, donde también se llevan adelante planes de ajuste.