Greta Thunberg no viaja en avión debido a las altas emisiones de gases que produce cada vuelo. Para llegar a Nueva York a tiempo para la cumbre climática de la ONU del 23 de septiembre, cruzó el Atlántico sobre Malitia II, un barco de emisiones cero que utiliza paneles solares y turbinas submarinas. Después de dos semanas de navegar en condiciones con frecuencia difíciles, llegó a Nueva York el 28 de agosto, donde fue recibida por 17 veleros de las Naciones Unidas, uno por cada objetivo de desarrollo sostenible, y una pequeña multitud de seguidores.

El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, le dio la bienvenida con estas palabras. «La determinación y tenacidad demostradas durante su viaje deberían animarnos a todos a participar en la cumbre climática del próximo mes. Tenemos que hacer lo que la gente de todo el mundo nos pide que hagamos y abordar la crisis climática mundial.»

«La ciencia es clara», dijo Greta el 14 de agosto, al salir del puerto inglés de Plymouth. «Tenemos que empezar a reducir las emisiones para el año 2020 si queremos ser capaces de mantenernos por debajo de un aumento de la temperatura global de 1,5 grados. Todavía tenemos un margen de tiempo para actuar, pero ese margen se está agotando rápidamente. Por eso he decidido hacer este viaje. Durante el año pasado, millones de jóvenes han hecho oír sus voces para despertar a los líderes mundiales a la crisis climática y ecológica. En los próximos meses, los eventos en Nueva York y Santiago de Chile mostrarán si nos han escuchado. Nuestro futuro está en juego y queremos participar en él. Queremos que el mundo se una a la ciencia».

Un planteamiento reiterado durante la conferencia de prensa celebrada a su llegada a Nueva York: «La crisis climática y ecológica es una crisis global, la mayor a la que se ha enfrentado la humanidad. Si no podemos trabajar juntos y colaborar a pesar de nuestras diferencias, entonces fracasaremos. Así que tenemos que apoyarnos mutuamente y actuar, de lo contrario puede ser demasiado tarde. No esperemos más. Vamos a movernos ahora.»

Greta también habló sobre el papel que desempeña. «Es una locura que una chica de 16 años tenga que cruzar el Atlántico para tomar una posición. Estamos en un punto de inflexión. Quiero asegurarme de que los líderes mundiales sepan que todos los ojos estarán puestos en ellos durante la conferencia, para que no puedan seguir ignorándonos. Quiero escuchar un plan concreto, no sólo unas cuantas palabras bonitas. Mi papel es ser uno de los muchos activistas que presionan por la acción climática. No me considero a mí misma un líder, un icono o la cara del movimiento. Ojalá no tuviera que hacer todo esto para poder ir a la escuela, pero quiero marcar la diferencia. Las generaciones mayores no deberían decirnos que esto es normal, porque nosotros simplemente estamos tratando de reparar el desastre que causaron.»

Cuando los periodistas le preguntaron si creía que podía convencer al presidente estadounidense Donald Trump de la gravedad de la crisis climática, respondió con un simple no. «No soy tan especial. No puedo convencer a todos. Sólo trato de hacer lo que quiero hacer y lo que tendrá mayor impacto. Mi mensaje para Trump es que escuche la ciencia, cosa que claramente no hace. Si nadie ha conseguido convencerle de esta urgencia, ¿por qué debería hacerlo yo? Así que me centraré en crear conciencia sobre este tema».

El 30 de agosto, Greta se unió a los jóvenes activistas de Nueva York en la habitual huelga del viernes, manifestándose frente a la sede de la ONU.

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Además de asistir a la cumbre de la ONU en Nueva York, Greta también participará en la tercera huelga climática mundial, con eventos programados del 20 al 27 de septiembre para pedir el fin del uso de combustibles fósiles. Luego visitará Canadá y México antes de llegar a Santiago de Chile en autobús, tren y barco para asistir a la conferencia sobre el clima de diciembre.

 


Traducción del italiano por Nicole Salas