Con gritos y pancartas como “¡Dejemos de rezar, es hora de actuar!”, “Sin bosques no hay vida”, “No es fuego, es capitalismo” y, por supuesto, “¡Fuera Bolsonaro!”, hoy viernes hubo una masiva manifestación ciudadana frente a la entrada de la embajada de Brasil en Santiago.
¿El motivo? Protestar por los enormes incendios de la Amazonia brasileña (y también boliviana), alentados por el presidente fascista de Brasil, Jair Bolsonaro, y cuestionar el sistema capitalista-extractivista en que ocurren. Se trata de un punto de inflexión ambiental que ha acabado por encender las alarmas políticas y sociales en todo el mundo, y con razón.
Abundaban los rostros jóvenes de la organización Viernes por el Futuro (Fridays for Future), Extinction Rebellion, Greenpeace Chile, entre otras. Tiene mucho sentido, porque los jóvenes serán quienes hereden este planeta cada vez más maltrecho que les estamos dejando con nuestra falta de acciones concretas. Todas ellas pertenecen a la Cumbre de los Pueblos, foro al que ya han adherido 160 organizaciones, partidos y agrupaciones civiles para hacer un contrapeso y poner sobre el tapete la extrema gravedad de la situación medioambiental del planeta.
Pero no es solo Bolsonaro, sino el modelo capitalista neoliberal el que está en cuestión. La ola de nacionalismos populistas que vive el mundo es su expresión más extrema. La vocera de Greenpeace, por ejemplo, señaló: “Mientras en Brasil se quema el pulmón del planeta, con la complicidad de Bolsonaro y los grandes hacendados, en Chile se autorizan proyectos mineros para las termoeléctricas en Magallanes y se privatiza el agua. Señor Piñera, ¡elimine las termoeléctricas a carbón!”
También los Humanistas estuvimos presentes con nuestras banderas y activistas convocando a la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia.
El llamado es a organizarse crecientemente de cara a dos eventos internacionales que se realizarán en los próximos meses en Chile: la cumbre de la APEC (a la que están invitados varios mandatarios internacionales) y la COP25 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), en lo que quizás sea la última oportunidad de tener la atención mundial y hacer cambios antes de que sea demasiado tarde.
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El foto-reportaje es de Koen Konchibe y David Meléndez