«Es el momento más álgido de las manifestaciones de los universitarios, el régimen se encuentra desesperado pues no sabe cómo frenar las manifestaciones estudiantiles mientras su apoyo popular se encuentra en los suelos según las encuestas serias del país.
Es en ese contexto cuando, en medio de una protesta en contra del régimen, se produce la muerte de un estudiante a raíz de un disparo efectuado por un “desconocido”. Todos los testigos acusan a agentes de gobierno como los autores del disparo y el Gobierno niega toda responsabilidad en los hechos, mientras los medios de comunicación (todos controlados por el régimen) ningunean la noticia o minimizan los hechos.
El problema es que la aparente libertad de prensa no es tal, todos los canales de TV son manejados por el gobierno o grupos afines al régimen, lo mismo pasa con la prensa escrita en donde existen dos grandes cadenas que controlan la totalidad de los diarios de circulación nacional. Incluso un diario que había criticado al actual Presidente fue sacado de circulación, situación reconocida con total desparpajo por el propio Mandatario, quien se siente dueño del poder total.
Y si el presidente se siente dueño del poder es producto que la Constitución le entrega prácticamente poderes totales ya que fue aprobada a través de un proceso fraudulento carente de toda garantía democrática”.
Si quien está leyendo este artículo es un chileno medio, lo más probable es que piense que los párrafos anteriores describen los actuales sucesos de Venezuela. Pero lamentablemente debo señalarles que tales hechos ocurrieron en nuestro país, en agosto del 2011, cuando el estudiante Manuel Gutiérrez cayó muerto producto de disparos efectuados por Carabineros, situación que inicialmente fue negada por el gobierno y silenciada o minimizada por la prensa.
Si alguien cree que en Chile existe plena libertad de prensa, le informo que sólo existen 5 canales de TV con cobertura nacional: Canal 13, perteneciente al Grupo Luksic; ChileVisión, al grupo norteamericano Time Warner; Megavisión del Grupo Bethia, propiedad de la familia Solari; TVN estatal; y La Red, del grupo mexicano AlbaVisión; todos pertenecientes al gobierno o grupos empresariales de derecha, a diferencia de Venezuela en donde existen GloboVisión, VeneVisión, La Tele, TeleVen, todos opositores al gobierno, mientras que oficialistas son Canal 8, Vive y TeVes.
En tanto, en Chile los diarios de circulación nacional son: El Mercurio, La Segunda y las Últimas Noticias, todos pertenecientes al grupo El Mercurio de propiedad de Agustín Edwards, furibundo militante de derecha y uno de los responsables del Golpe de Estado. Además están La Tercera y la Cuarta, pertenecientes a la cadena COPESA de propiedad de Alvaro Saieh, dueño de La Polar, Unimarc y el Banco CorpBanc, obviamente de pensamiento derechista. Muy distinto a Venezuela, país donde existen siete diarios de circulación nacional, de los cuales: El Mundo, El Nacional, El Universal, Meridiano y El País son francamente opositores y periódicos oficialista son sólo dos: Vea y Últimas Noticias.
Y les recuerdo que en Chile, cuando Piñera era candidato prometió desenfadadamente cerrar el diario La Nación: “tengo la firme convicción que lo mejor para Chile es cerrar La Nación”, señaló el entonces candidato muy molesto por la forma en que lo trataba La Nación, y ya como presidente cumplió su promesa cerrando la edición en papel y acaba de vender la versión digital.
Además, nuestra actual constitución, caracterizada por un exacerbado presidencialismo fue aprobada el año 1980 luego de un proceso fraudulento llevado adelante por Pinochet, a diferencia de la Constitución venezolana que fue aprobada luego de tres ejercicios muy democráticos: Referéndum de Abril de 1999 para llamar a una Asamblea Constituyente; posterior elección de 131 delegados constituyentes que redactan una propuesta de Constitución, la que se aprueba a través de un Plebiscito efectuado en Diciembre del mismo año. Y por si hay alguna duda con los procesos electorales de Venezuela, es bueno recordar lo señalado por el Ex Presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, «El sistema electoral venezolano es el mejor del mundo«.
¿Qué quiero decir con todo esto?, que lamentablemente en Chile muchos se tragan lo que informa tendenciosamente la prensa acerca de los sucesos de Venezuela, creen que Venezuela vive una situación dictatorial y que no hay libertad de prensa.
Pero más vale una imagen que cien palabras: el día del asesinato en Chile del estudiante Manuel Jiménez, las Ultimas Noticias no informó nada de ello, limitándose a titular acerca de Colo Colo. Situación muy diferente a la de días atrás cuando publica en portada una foto a todo tamaño del estudiante muerto en Venezuela, ¿no les parece una manipulación asquerosa y tendenciosa?.
Es cierto que Venezuela tiene problemas pues vive una crisis de abastecimiento muy parecida a la que vivimos en Chile durante el gobierno de Allende, originada por acciones intencionadas de desabastecimiento financiero y de productos de primera necesidad. Pero bien sabemos en Chile, que al día siguiente del Golpe, milagrosamente aparecieron todos los productos que antes no estaban.
El problema de Venezuela es que su pueblo eligió un gobierno que se desalineó de los dictados de Estados Unidos y recuperó la soberanía sobre sus recursos naturales, en especial del petróleo. Y esto es imperdonable para quienes controlan el ajedrez mundial tal como lo explica el excelente análisis de Javier Tolcachier.
Seguro que Venezuela no es el paraíso y debe tener muchas dificultades, y puedo entender que algunos o muchos chilenos no simpaticen con la llamada Revolución Bolivariana, les caiga mal algunos tropicalismos de Maduro o no concuerden con sus políticas económicas o sociales. Pero lo que no logro entender, sobre todo en nuestro país que sabe muy bien de dictaduras, que muchos chilenos legitimen los intentos de desestabilización en contra de un gobierno elegido democráticamente, tributario de un proceso político que ha triunfado en 19 procesos electorales, todos bajo la atenta supervisión de cientos de observadores internacionales.
En este caso solo cabe una posición: la defensa irrestricta de gobiernos legítimamente electos como el de Venezuela y la condena absoluta a todo intento de golpe de estado. Si no hacemos esto (como actúa mañosamente la DC chilena y algunos socialistas como el Senador Rossi) quiere decir entonces que los 17 años de dictadura no sirvieron para entender el valor de la Democracia por sobre una dictadura.
En twitter @Efren_Osorio