En su artículo sobre «Il Manifesto» del 21/7 («La crisi irreale nel Paese che affonda», La crisis irreal en el país que se hunde), Marco Revelli nos da una imagen sombría, pero veraz de la situación actual en nuestro país.
Sin embargo, me parece que permanecen fuera del cuadro algunas realidades que lo harían menos angustiante y que, además, darían una mayor concreción a la esperanza (con la que Revelli concluye el artículo) de que el retorno de la utopía podría dar un giro al estado de las cosas presentes.
De hecho, en Italia hay muchas experiencias, iniciativas, grupos y personas que ponen en juego palabras y obras en aguda contraposición con el pensamiento dominante (y se podría decir que actúan en dirección a esa utopía desaparecida de la política «politicante»).
Se trata de otra Italia, escasamente representada en los medios de comunicación e instituciones, y perseguida en aquellos que se convirtieron en símbolos (vea lo que le sucedió y le está sucediendo a Mimmo Lucano), fragmentada y dividida, pero que también existe y en algunas ocasiones se hace visible (en la solidaridad con Carola Rackete, por ejemplo, cuando fue vergonzosamente atacada, y también en el movimiento «Friday for Future»).
Creo que es oportuno subrayarlo porque es desde este archipiélago, quizás más ancho de lo que uno imagina, incluso si es una minoría, que es necesario comenzar de nuevo para contrarrestar la creciente inhumanidad, practicada y alimentada por esta sociedad considerada de alguna forma «libre». Para restablecer el sentido que debería tener la política (el gusto por la lucha a favor de la transformación de lo existente; el logro de objetivos utópicos); para plantarse ante las dos emergencias que tenemos en frente (la climática y la democrática); para reconstruir la izquierda (una izquierda que sepa envolverse en acciones indispensables a fin de «permanecer humana», contra el racismo/fascismo desenfrenado y a favor de confrontar emergencias como la lucha contra el liberalismo, las políticas rigurosas, la destrucción del estado social, las primeras causas de lo que vemos a nuestro alrededor); y para restituir la masa crítica necesaria, con el fin de volver a relacionarnos con la gente de los suburbios, de lo último y de lo penúltimo, que ha sido abandonada.
Si solo nos fijamos en el contexto político oficial, los partidos de izquierda son muy autorreferenciales y están enfocados a mantener (¿pero hasta cuándo?) su supervivencia. No tenemos una visión general y no nos damos cuenta de que, empleando las palabras de Hamlet, hay «más cosas en el cielo y en la tierra de las que hay en tu (nuestra) filosofía».
Traducción del italiano por Melina Miketta