El inesperado triunfo de Donald Trump en las Presidenciales de EE.UU. supuso la irrupción del llamado “escenario teleonómico” en contraposición al ”escenario teleológico” actualmente vigente y que vendrá marcado por dosis extremas de volatilidad.
Trump, ¿la bestia negra del establishment ?
Wright Millsen su libro “The Power Elite” (1.956), indica que la clave para entender la inquietud norteamericana se encontraría en la sobre-organización de su sociedad. Así, establishment sería “el grupo élite formado por la unión de las sub-élites política, militar, económica, universitaria y mass media de EEUU”, lobbys de presión que estarían interconectadas mediante “una alianza inquieta basada en su comunidad de intereses y dirigidas por la metafísica militar”. Dicho concepto se apoya en una definición militar de la realidad y que habría transformado la economía en una guerra económica permanente y cuyo paradigma serían los Rockefeller al participar en los lobbys financiero, industria militar y judío y uno de cuyos miembros, David sería el impulsor de Trilateral Comission” (TC) o Trilateral(1973).
Sin embargo, el biólogo Lyan Watson en su obra “Lifetide” publicada en 1.979 afirma que “si un número suficientemente grande de personas (Masa Crítica) adquieren un nuevo conocimiento o forma de ver las cosas, esto se propagará por toda la humanidad”, para lo que es necesario que un determinado número de personas (Masa Crítica), alcance una conciencia más elevada, momento en que el individuo es capaz ya de realizar un salto evolutivo y lograr un cambio de mentalidad, tesis conocida como “Teoría del Centésimo Mono” y que tendría su plasmación en la sorpresa electoral de Donald Trump, candidato en principio totalmente refractario a la disciplina de partido y devenido en la “bestia negra” del establishment neocon.
Donald Trump y la Enmienda 25 de la Constitución
La personalidad de Donald Trump encajaría plenamente en la descripción medica del trastorno conocido como psicosis paranoica pues su pensamiento es rígido e incorregible: no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción y aunque esté aquejado de dicho trastorno delirante sería bastante funcional y no tiende a mostrar un comportamiento extraño excepto como resultado directo de la idea delirante (léase la construcción del Muro con México). En el caso concreto de Trump, estaríamos ante un caso típico de paranoia megalómana, delirio de grandeza que provoca que el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios debido a que las deidades le han elegido para una alta misión (restaurar el White Power en una sociedad en la que la evolución demográfica provocará que la población blanca será minoritaria en el escenario del 2.043). Otro rasgo de su personalidad sería el histrionismo que le impele a “llamar la atención pública y ser temerario en sus afirmaciones sin importarle la opinión de los demás debido a su evidente falta de moralidad”, con lo que se abrió un nuevo frente en EEUU para intentar declarar a Trump «inestable mental» y aplicar la Enmienda 25 de la Constitución que dispone la sucesión del presidente «si el vicepresidente y la mayoría de su gabinete considera que está mental o físicamente inhabilitado para ejercer su cargo», iniciativa que se fue diluyendo por la inexistencia de un candidato de consenso republicano para sustituir a Donald Trump.
¿Por qué no se activó el impeachment contra Trump?
La nueva doctrina geoestratégica conocida como “Guerra Híbrida” sería atribuible al Jefe de Estado Mayor de las FF.AA. rusas, Valery Gerasimov quien afirmó que “cada vez es más frecuente que se dé prioridad a un uso conjunto de medidas de carácter no militar, políticas, económicas, informativas y de otro tipo que estarían sustentadas en la fuerza militar. Son los llamados métodos híbridos”, concepto que según medios de comunicación estadounidenses se habría puesto en práctica por primera vez con ocasión de las recientes Elecciones Presidenciales en EE.UU. Así, en la web de investigación “Mother Jones” apareció una versión reducida del informe de los servicios de inteligencia de EEUU en el que acusaban directamente al Gobierno de Putin de estar detrás de “supuestos ataques cibernéticos de hackers rusos para desequilibrar la campaña electoral de Hilary Clinton e inclinar la balanza a favor del supuesto submarino ruso, Donald Trump”.
Según el citado documento de los servicios de inteligencia de EEUU, el Departamento Central de Inteligencia ruso (GRU) con sede en Moscú, considerado el “servicio de espionaje más poderoso y efectivo ruso en la actualidad tras asumir las funciones del primigenio Servicio de Inteligencia Exterior (SVR) “, se habría servido del pirata informático Guccifer 2.0 así como de la página web DC Leaks.com y de WikiLeaks para “difundir públicamente información de los correos secretos de Hillary Clinton obtenidos mediante hackeo cibernético”. Dicho extremo fue negado por el fundador de WikiLeaks, Julian Assange así como por Donald Trump, quien habría negado insistentemente la existencia de la llamada “conexión rusa”, acusando a la Agencia Nacional de Seguridad y al FBI de “caza de brujas” y de estar implicadas en la filtración de informaciones perjudiciales para su Administración.
Dicho affaire (conocido como “Rusiagate»), tuvo como primera víctima colateral al asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, Michael Flynn tras filtrarse que habría mentido al VicePresidente Mike Pence sobre sus conversaciones con el embajador ruso en Washington y el último golpe de efecto del Fiscal especial Mueller sería Rick Gates quien aceptó declararse “culpable de conspiración financiera”, todo lo cual amenazaba seriamente la estabilidad del «Acorazado Trump” pero finalmente, el impeachment fue desechado tras la presentación ante el Departamento de Justicia del informe del Fiscal especial Robert S. Mueller en el que afirmaba “que no hubo colusión de Trump con la trama rusa”.
Soros y la trama anti-Trump
Hasta Eisenhower, la CIA fue únicamente la organización de inteligencia central para el gobierno de los Estados Unidos y estuvo detrás de múltiples tareas de entrenamiento de insurgentes y desestabilización de gobiernos contrarios a las políticas del Pentágono, pero los lobbys militar y financiero (ambos fagocitados por el looby judío) no pudieron resistir a la tentación de crear un gobierno de facto que manipulara los entresijos del poder, derivando en la aparición de un nuevo ente (el complejo militar-industrial, en palabras de Eisenhower), refractaria a la opinión pública y al control del Congreso y Senado de los Estados Unidos. En la actualidad, la Compañía se habría transmutado en el llamado Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security) y de la hidra-CIA habrían nacido 17 nuevas cabezas en forma de agencias de inteligencia que integrarían la Comunidad de Inteligencia de EEUU (la Cuarta Rama del Gobierno según Tom Engelhardt), agentes patógenos de naturaleza totalitaria y devenidos en Estado paralelo, verdadero poder en la sombra fagocitado por el “Club de las Islas” de George Soros y que se habría conjurado contra un Trump partidario de una Geopolítica Primus Inter Pares entre EE.UU. y Rusia (G2).
Para evitar un Segundo Mandado de Trump, la Alianza Democracia (DA), megaorganización fundada por George Soros en el 2.005, habría diseñado una estrategia que constaría en una primera fase de utilizar la mass media de EEUU para inocular en la sociedad civil norteamericana las bondades del repliegue de las fuerzas que EEUU tiene diseminadas por todo el mundo y destinar su costo a inversiones en Educación, Sanidad e Infraestructuras Vitales. Así, según recoge el portal ruso mundo sputniknews.com citando al diario The Boston Globe , “está prevista la pronta aparición del Instituto Quincy, think tank patrocinado por los multimillonarios George Soros y Charles Koch para terminar con las guerras sin fin de EE.UU. y cambiar su política exterior”, lo que se traducirá en una drástica reducción en los presupuestos de Defensa y sería un torpedo en la línea de flotación del poderoso complejo militar-industriar de EEUU que tras el aumento del a presión del lobby pro-israelí de EEUU (AIPAC), habría decidido proceder a la desestabilización de Irán por métodos expeditivos (Operación Persia).
¿Podrá George Soros evitar la “Operación Persia»?
En una primera fase de dicho plan, el Senado de EE.UU. renovó de forma unánime hasta el 2.026 la Ley de Sanciones contra Irán (ISA por sus siglas en inglés) y tras el lanzamiento de un nuevo misil balístico por Irán, Trump amplió las sanciones contra varias empresas iraníes relacionadas con los misiles balísticos sin violar el Acuerdo Nuclear firmado entre el G+5 e Irán en 2.015 , conocido como Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA por sus siglas en inglés). Ello tan sólo sería fuegos de artificio para distraer la atención del maquiavélico Plan esbozado por la Alianza anglo-judía en 1960 que incluiría del balcanización de Irán y así, EEUU e Israel habrían empezado a teledirigir al DAESH para mediante atentados mediáticos y selectivos desestabilizar el régimen del Líder Supremo, ayatollah Ali Khamenei y cuyo primer paradigma sería el doble atentado en el corazón de Teherán y el siguiente movimiento sería la desestabilización de Irán por métodos expeditivos (Operación Persia).
La “Operación Persia” sería utilizado por EEUU, Gran Bretaña e Israel para proceder a rediseñar la cartografía del puzzle inconexo formado por dichos países y así lograr unas fronteras estratégicamente ventajosas para Israel, siguiendo el plan orquestado hace 60 años de forma conjunta por los gobiernos de Gran Bretaña, Estados Unidos e Israel y que contaría con el respaldo de los principales aliados occidentales. Así, tras la aprobación por el Congreso y Senado de EEUU de una declaración preparada por el senador republicano Lindsey Graham y el democráta Robert Menéndez que señala con rotundidad que “si Israel se ve obligado a defenderse y emprender una acción (contra Irán), EEUU estará a su lado para apoyarlo de forma militar y diplomáticamente”, con lo que la nueva Guerra en Oriente Medio coincidiría con el inicio de la campaña Presidencial de Donald Trump para las Presidenciales del 2020. Caso de no conseguir neutralizar los pasos de Trump y la AIPAC, la segunda fase de la trama diseñada por la DA de George Soros sería truncar su carrera política de Trump por métodos expeditivos (léase Magnicidio), para lograr que EE.UU. retome la senda de las seudodemocracias tuteladas por el verdadero Poder en la sombra (Cuarta Rama del Gobierno).