Desde el programa radial Pressenza Internacional En la Oreja , hemos conversado con el P. Ismael Melo s.j., director de Radio Progreso, en Honduras. Ofrecemos a nuestros lectores la transcripción de la entrevista.

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¿Cuál es el ambiente que se vive en Honduras?

Vivimos un ambiente de ebullición, todo esta revuelto, absolutamente todo. El brote de las manifestaciones de hace varias semanas en torno a la defensa de la salud y la educación conducida por los gremios y trabajadores de la medicina y la educación, conformadas en lo que llaman plataformas por la defensa de la salud y la educación, ha levantado todo el malestar que ha estado agazapado en los últimos meses por parte de amplios sectores sociales de Honduras.
En el fondo, lo que sucede es que ninguna de las demandas sociales se queda limitada a la demanda social o salarial o cualquier demanda específica porque, en realidad, la base de todo está en el malestar y el repudio profundo hacia la administración actual conducida por una autentica mafia criminal y de narcotraficantes. Entonces, todo tipo de demanda social conduce inevitablemente a la lucha política por la salida de Juan Orlando Hernández.

El gran problema hondureño en este momento pasa por la estructura criminal que conduce el estado hondureño liderado por Juan Orlando Hernández. Todas las luchas están orientadas a que caiga la dictadura de Juan Orlando Hernández y mientras no se resuelve este asunto, Honduras va a estar en una situación de profunda inestabilidad.

Recordemos a nuestros lectores las razones por las que cada vez más hondureños y hondureñas no dudan en llamar dictador a Juan Orlando Hernández

Las razones son clarísimas. Primero, que en las elecciones del año 2017 por encima y por cualquier tipo de conteo, Juan Orlando Hernández fue declarado presidente de Honduras, cuando estuvo acompañado de un terrible y evidente desastroso fraude electoral. Segundo, Juan Orlando Hernández se presentó como candidato a la presidencia de la república por encima de la Constitución, que establece que bajo ninguna circunstancia una persona que ha sido presidente puede serlo por segunda vez bajo ninguna circunstancia. Por lo tanto, es una reelección que esta basada en la inconstitucionalidad.

Luego, Juan Orlando Hernández viene de un proceso de 10 años de construcción de una dictadura en el marco de un golpe de estado que sigue teniendo vigencia, 10 años después el golpe de estado del 18 de junio del año 2009, sigue teniendo todos los rasgos de un proyecto autoritario basado en la arbitrariedad y basado en la militarización de la sociedad. En Honduras, cualquier tipo de reclamo, cualquier tipo de protesta tiene una respuesta militar, ya no solamente con bombas lacrimógenas, sino también con balas vivas.

Por todo lo anterior, para la inmensa mayoría de la sociedad hondureña esta es una dictadura: es un gobierno ilegal, fraudulento, ilegítimo, usurpadores del poder de la población expresado en las urnas electorales.

Un aspecto no menor de esta situación es la persecución a los periodistas. Tu mismo has sido víctima de esta persecución. ¿Qué puedes comentarnos al respecto?

El proyecto autoritario que preside Juan Orlando Hernández, un proyecto narcotraficante y criminal, también se expresa en el control de los medios de comunicación, en la persecución y amenaza de muy diversas maneras de los medios de comunicación que no van en la línea de darle legitimidad a su proyecto. Esto se ha expresado en la aprobación de un nuevo código penal en donde ya no solamente se criminaliza la libertad de expresión sino incluso a los medios de comunicación y redes sociales que puedan cuestionar y a las redes sociales que puedan cuestionar a la autoridad. Cerecenar la libertad de expresión es la máxima señal de este proyecto dictatorial que ha roto con el Estado de Derecho y ha dejado en auténtica indefensión a la inmensa mayoría de la población hondureña.

La fuerza y solidaridad de la movilización social hondureña es un ejemplo para el continente. ¿Cuál es tu balance al respecto?

En efecto, hay un desarrollo organizativo y de confianza. Sin embargo, falta mucho todavía. Primero, porque el poder de Juan Orlando Hernández sigue siendo muy grande. Es cierto que hay un cierto resquebrajamiento en las Fuerzas Armadas e incluso en la Policía Nacional, pero el presidente tiene aún la lealtad de estas fuerzas porque tienen que protegerse mutuamente de las cuestiones de criminalidad y narcotráfico.
Se ha ido avanzando, pero todavía queda mucho camino por hacer, en fortalecer la confianza el interior de nosotros, desarrollar y consolidar organizaciones que puedan conducir hacia un solo objetivo: el final de la dictadura.

Una señal importante es que algunos sectores del empresariado hondureño han tomado distancia del régiman y se han manifestado públicamente en contra. La Conferencia Episcopal de Honduras, que ha jugado un rol importante, ha hecho un pronunciamiento firme. Así que, poco a poco, la dictadura está acorralada y sus días están contados.

¿Y el proceso de articulación y unidad política, cómo lo valoras?

La articulación se está dando alrededor de la salida de Juan Orlando Hernández con su estructura criminal. Es cierto que en dos años y medio tenemos elecciones, pero en este momento, la cuestión no es de elecciones. Hay que salir de la dictadura y plantear un período de transición que conduzca de nuevo al orden constitucional. En este momento estamos trabajando fuertemente en torno a la articulación para lograr ese objetivo.