“El enojo individual nunca modificó la realidad”
CFK
El 9 de mayo de este año, al cumplirse el 44 aniversario de matrimonio entre Cristina Fernández y Néstor Kirchner, la que fuera dos veces presidenta de la Argentina presentó su ópera prima “Sinceramente”. Un libro donde la exmandataria esboza un nuevo compromiso ciudadano que pueda dar respuesta a las necesidades de todos los habitantes de la patria y, a su vez, responde a la catarata de imputaciones de las que fueron víctimas, tanto ella, como sus hijos y gobierno, desde las propaladoras del desánimo, antes conocidas como medios de comunicación.
El miércoles 15 de mayo Cristina se reunió con un amplio abanico de referentes del Partido Justicialista para destrabar una situación que parecía hacer llegar dividida a la oposición al macrismo, de cara a las elecciones. Esa foto tuvo un impacto importante en el ánimo de quienes veían la necesidad de conformar un Frente Patriótico para recuperar los destinos de la nación, hoy en manos de un entramado de oligarcas, racistas, neoliberales y simpatizantes de los fascismos del siglo pasado.
Cambio de clima
Pero lo que termina de definir el cambio de clima, lo que concluye por marcar el amanecer de un nuevo día, fue la jugada táctica electoral de Fernández de Kirchner, al proponer una fórmula presidencial en la que ella acompañaría a Alberto Fernández como vicepresidenta.
Más allá de las dudas y cuestionamientos que acompañan al nombre de quien fuera Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, pero terminara siendo operador político enfrentado a Cristina, el gesto da señales de amplitud y de capacidad para acordar mayorías que permitan gobernar y no solamente ganar las elecciones. Pese a las suspicacias, lo que se respira es alivio.
El clima social cambió y se disipan los nubarrones. Esto no quiere decir que esté todo resuelto, ni que los enemigos del pueblo, no sean capaces de contraatacar, pero la primera sensación es de desconcierto en buena parte del oficialismo, que se encuentra con un escenario que no estaba en sus planes y con un contrincante al que no satanizaron durante los largos años de insidia contra el kirchnerismo.
La oposición encontró un mástil al que atarse para no dejarse seducir por los cantos de sirena de un gobierno que solo tiene el dinero del Fondo Monetario Internacional para evitar el colapso total de la economía argentina. Los Fernández aparecen como un antídoto a este desagradable panorama que reactivan los resortes emocionales de un pueblo argentino con hambre, desocupación y pobreza crecientes.
Cambio de mundo
El contexto en el que se van a llevar a cabo las elecciones es muchísimo más oscuro que cuando CFK dejó la presidencia. Si ella admitía haber dispuesto de “menos del 20 % del poder real”, el desmantelamiento de herramientas imprescindibles del Estado por parte del gobierno de Macri, deja esas capacidades más mermadas. Un acuerdo social, político y empresarial es imprescindible para abordar de manera planificada la reconstrucción de un país destruido a consciencia.
Pero las ruinas argentinas, además, se encuentran entre las ruinas brasileñas, la rápida descomposición que sufre Ecuador, una Venezuela debatiéndose en una guerra económica criminal, Colombia con una nueva explosión de violencia incontenible, el derrumbe institucional del Perú y el tumultuoso enfrentamiento entre las principales potencias mundiales: China y Estados Unidos.
La injerencia de este último país en los temas de Justicia y Defensa en la región han convertido a los países en soberanías raquíticas y las presiones por la apropiación de los recursos naturales han llegado a extremos inconcebibles desde la declaración de la independencia de los países sudamericanos.
No contemplar este caldoso nuevo mundo puede llevarnos a desengaños prematuros. La reconstrucción o, mejor dicho, la construcción de una nueva Argentina, queda supeditada a cómo se contemplen estas tensiones externas que se sumarán a las locales.
Pero también aparecen nuevos desafíos en el horizonte que tienen que ver con las nuevas generaciones y los planteos sobre la supervivencia de la especie, el entrampamiento que tiene la especie humana en la cabalgata del desarrollo infinito. La horizontalidad como nueva forma de relación choca con los verticalismos en los que todos nos hemos formado. La vertiginosa velocidad en la que el conocimiento y la información se expanden, nos invitan a pensar y ejecutar nuevas estrategias y propuestas.
No es suficiente el voluntarismo, hemos de aportar nuestro esfuerzo para darle forma a las mejores aspiraciones. Colectivas, siempre colectivas.
El video donde Cristina Fernández cuenta su decisión de acompañar a Alberto Fernández como candidato a presidente: