Justicia social y medioambiental, lucha contra la pobreza, migración, eco-feminismo, desarme, emergencia climática; hablamos de todo esto con Daniela Padoan, escritora, periodista y activista candidata a las elecciones europeas en la lista «La Izquierda – GUE/NGL – Izquierda Europea» para la circunscripción del noroeste de Italia.

 ¿Qué te hizo querer postularte como candidata?

La conciencia de la importancia fundamental de mantener una presencia italiana en la izquierda europea en este momento, un contacto orgánico sobre temas como la migración, el clima, la defensa del trabajo y el bienestar y la democratización de la Unión Europea. Ante el avance de los poderes autoritarios y xenófobos, es necesaria una alianza entre fuerzas de izquierda de diferentes países. En un plano más personal y profundo, lo que siempre me empuja a actuar es la rebelión contra la humillación y la violencia que sufren todos los seres vivos, incluidos los animales. La opresión sufrida por los que no pueden defenderse -los migrantes torturados en Libia, pero también el anciano golpeado por un grupo de «matones», la gente indefensa abandonada en un hospital, la mirada de un mono experimental- me hirió. No oponerme a esto sería aceptar esta situación, ser de alguna manera corresponsable de ella.

¿Cuáles son las cuestiones de mayor importancia para ti y que quisieras aportar al Parlamento Europeo en caso de ser electa?

En primer lugar, la justicia social y la justicia ambiental, estrechamente relacionadas, como lo demuestra la encíclica Laudato Sì, cuestionando el modelo capitalista, un modelo despiadado basado en las guerras y la expropiación de los recursos, que considera a las personas como «despilfarro» y las obliga a emigrar, pero luego las rechaza y las condena a la tortura, el abuso y la muerte. Luego una visión eco-feminista, atenta a todos los seres vivos, que considera la Tierra y la naturaleza un hogar común, según las prácticas de las culturas indígenas y rompe con el esquema patriarcal violento y extractivo, que explota los cuerpos, la tierra y los recursos. Europa debería tener por fin una Constitución y en esta Constitución -siguiendo el modelo de lo que ocurrió en Ecuador y Bolivia- deberían incluirse los derechos de la naturaleza y los bienes comunes. Como miembro fundador del Observatorio Solidaridad y de la asociación Derechos y Fronteras, en los últimos años he estado muy comprometida con el tema de la migración, oponiéndome, junto con muchas otras asociaciones, a la criminalización de la solidaridad con los migrantes. En este ámbito, Europa lleva a cabo una política criminal que combina una retórica vacía sobre los valores europeos con acuerdos insostenibles con países como Libia y Turquía. En su lugar, debería promover los corredores humanitarios, la entrada legal, la reforma del Reglamento de Dublín (votada por la mayoría del Parlamento y bloqueada) y poner en marcha una verdadera operación de búsqueda y rescate en el mar, implicando a las ONG en lugar de obstaculizarlas y demonizarlas. Otro punto fundamental es la lucha contra la pobreza y el estigma racista que se ha impuesto a los pobres. También en este caso se puede hacer mucho, desde la oposición al pacto fiscal (con sus efectos perjudiciales sobre los servicios sociales), hasta las políticas de apoyo a los derechos fundamentales como la salud y la vivienda. Y también el compromiso con el desarme, la reducción de los gastos militares, la adhesión al Tratado que prohíbe las armas nucleares y la conversión ecológica de la industria bélica. Todas estas cuestiones aparentemente distantes están de hecho vinculadas y necesitan un enfoque común.

¿Cómo podemos trabajar conjuntamente y fortalecer las relaciones entre la sociedad civil y los representantes electos?

Pienso en un espacio virtual, pero también en un espacio real, una especie de Foro, todo para construir, en el que los representantes electos estén en contacto permanente con el electorado y la sociedad civil, donde rindan cuentas de lo que están haciendo, reciban peticiones, información y sugerencias. Un espacio creado a nivel parlamentario que no sea sólo una «consulta de asociaciones».

¿Cómo ves la irrupción de los movimientos juveniles y no solo por temas medioambientales y de lucha contra la emergencia climática?

La emergencia climática me parece no sólo un tema central en la agenda en este momento, sino también un tema que necesariamente incluye todos los demás, porque las políticas sobre pobreza, migración, esclavitud, derechos humanos, estilos de vida, bienes comunes, están estrechamente relacionadas con la crisis climática y ambiental y son articulaciones de las decisiones necesarias para salir de ella. No hacerlo sería como proponer un programa electoral desde el Titanic mientras se hunde.


Traducción del italiano por Nicole Salas