Estos últimos meses y años mucha gente de izquierda e independentista deseaban un nuevo proceso constituyente, unos para España, otros para Cataluña y unos terceros para las dos, imaginaban el derrumbamiento del llamado Régimen del 78, esta estructura de poder heredada del franquismo y transformada vía Constitución. Todo el mundo tenía en la mente la proclamación de la II República Española después de las elecciones del 14 de abril y aquella frase del presidente del Consejo de Ministros «¿Qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se levanta republicano?». El 14 de abril el aparato del estado de la Restauración se inhibió y no reaccionó. Esta imagen de impotencia y parálisis era la que tenía gran parte del independentismo para la convocatoria del referéndum del 1 de octubre y, a pesar de lo que pasó aquel día, para aventurarse a una proclamación de la República Catalana el 27 de octubre.
Las elecciones de este último domingo, en cambio, reafirman la vigencia del Régimen del 78. La amplía e incontestable victoria del PSOE de Pedro Sánchez, sí de Pedro Sánchez, el superviviente de la conjura de los barones, evidencia el rechazo al estado de excepción en Cataluña que podría suponer la instauración de un artículo 155 de manera permanente e inconstitucional. Pero no hacen olvidar las imágenes de la marcha hacia Cataluña de las unidades policiales y de la Guardia Civil por el referéndum del 1 de octubre, con los gritos de ánimo “A por ellos”, como si se tratara de la selección española de fútbol yendo al Mundial. Si habéis visto alguna de las versiones en cine de la novela Las cuatro plumas (The Four feathers) entenderéis porqué al verlas me pareció la misma escena que cuando los soldados británicos marchan por el Londres del siglo XIX para ir a Sudán a luchar contra el Mahdi.
Pero este triunfo es corto. Un 40% del electorado español se ha atrincherado en el llamado bloque constitucional, que en realidad es el verdadero bloque anticonstitucional, puesto que para su acción política solo tienen en cuenta el artículo 2, el 135 y el 155. El resto les sobra. Sobre todo los derechos sociales. El federalismo sigue teniendo en España los mismos obstáculos que antes. Esto no ha cambiado.
La bajada del Partido Popular no ha sido compensada por el aumento de Ciudadanos y el estreno de Vox. El votante de centro o de centro-derecha ha huido del radicalismo verbal de Casado y ha buscado refugio en el PSOE. El “neoaznarismo” se ha estrellado. La plaza de Colón de Madrid no suma para gobernar. Gran parte de los votantes realmente centristas del Partido Popular han huido hacia los brazos de un Pedro Sánchez dialogante y constitucional que se encuentra en una posición central con posibilidades abiertas de negociar por ambos lados. Es más que probable que pueda formar un gobierno monocolor teniendo en cuenta la debilidad de Pablo Iglesias, las facilidades que ofrezcan Esquerra y Bildu para la investidura y el temor a un gobierno del Ibex-35, de momento aparcado por un Rivera exaltado pero que ya veríamos si resistiría las peticiones del jefe para un gobierno de coalición.
Resultado electoral en Catalunya (Elecciones Generales 2019)
En Cataluña la ingenuidad del independentismo, más extendida que no el concepto de “processisme” o independentismo mágico ya no es dominante. El posicionamiento más pragmático de Esquerra Republicana de Oriol Junqueras se ha impuesto y parece que Waterloo no podrá permitirse el lujo de lanzar anatemas a los herejes ni certificados de independentismo. El Gobierno de Torra es probable que tenga las horas contadas. El PSC ha resistido y ha recuperado posiciones, pero, las mantendrá en las próximas elecciones municipales en la ciudad de Barcelona? Es dudoso. Los Comuns en Cataluña, a pesar de los diferentes abandonos, siguen estando por encima de la media estatal.
Quizás a la larga tendremos un nuevo tripartito con una Esquerra hegemónica que sustituye a su vez el espacio nacionalista de Convergència y el espacio de centro izquierda del PSC. En Cataluña, además, la derecha del 155 solo es un voto de cada 5, muy alejada del 40% que representa en España. Ciudadanos ha derrochado la confianza de sus votantes cuando ganó las elecciones autonómicas. El electorado ajusta cuentas con el ganador que ni pretende ni intenta gobernar. Sus votos eran también fruto de la tensión política y social. El Partido Popular pasará a ser extra-parlamentario en las próximas elecciones autonómicas. Es en este contexto hay que valorar la inteligencia de Albiol al retirarse a su ciudad, Badalona, donde a pesar de los resultados de ayer, sigue teniendo claras posibilidades de ser la primera fuerza. Para tomar nota: en Cataluña no se aceptan las decisiones de Madrid, aunque seas votante del Partido Popular.
El mapa político de Cataluña es pues muy diferente del del resto de España. La pregunta que nos tendríamos que hacer es si es posible una nueva ensambladura de Cataluña en España o una salida pactada.
El electorado ha decidido. Ahora hace falta que sean los políticos escogidos los que se pongan manos a la obra. El sistema bipartidista ha muerto. Hacen falta pactos y acuerdos, tanto puntuales como de gobierno. Y las líneas rojas irán desapareciendo. El conflicto sigue porque existe y es real. Pero los caminos para intentar resolverlos serán diferentes, lejos del anunciado autoritarismo. Ayer la democracia ganó, pero tiene que hacerlo cada día. Es trabajo de todas.