Nicholas Beuret, Universidad de Essex para The Conversation
Los menos responsables del calentamiento global serán los que más sufran. Los países más pobres –los que han contribuido mucho menos al cambio climático– tienden a estar situados en regiones más cálidas, donde el calentamiento adicional causa la mayor devastación. Los fenómenos meteorológicos extremos, como la prolongada sequía en Siria, las catastróficas inundaciones monzónicas en Asia meridional y el ciclón Idai en África sudoriental, el tercer ciclón más mortífero de la historia, son cada vez más probables y graves.
Estos eventos están causando de manera desproporcionada la muerte, el desalojamiento y la pérdida de cosechas. Como resultado de esto, las proyecciones estiman que las economías de los países más pobres y cálidos se verán gravemente perjudicadas por el cambio climático en las próximas décadas, mientras que los países más fríos y ricos, responsables de la gran mayoría del CO2 excedente que se encuentra en el aire, podrían incluso beneficiarse en el corto plazo. Sin embargo, como revela una nueva investigación, no se trata solo de una preocupación futura: la injusticia económica del cambio climático ya lleva produciéndose 60 años.
El estudio, publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, comparó el PIB per cápita de diferentes países –una medida del nivel de vida económico medio de una persona– entre 1961 y 2010. Luego utilizó modelos climáticos para estimar cuál habría sido el PIB de cada país sin los efectos del cambio climático. Los hallazgos son crudos.
Las economías de muchos países más pobres han crecido rápidamente en los últimos 50 años, aunque a menudo con un gran coste social y medioambiental y en beneficio de la economía globalizada. Pero incluso ese crecimiento se ha visto sustancialmente frenado por el cambio climático: la diferencia en el PIB per cápita entre los países más ricos y los más pobres es un 25% mayor de lo que habría sido en un mundo con un clima estable. Y con la mayoría de los países más ricos por debajo y los más pobres por encima de la temperatura media anual en la que la productividad económica alcanza su punto máximo, el aumento de la temperatura global es un factor inmediato de esta desigualdad.
De los 36 países con las emisiones históricas de carbono más bajas, que son también algunos de los países más pobres y calurosos del mundo, 34 han sufrido un golpe económico en comparación con un mundo sin calentamiento, perdiendo en promedio el 24% del PIB per cápita. El 40% de los países más pobres, muchos de los cuales se encuentran en el África subsahariana, Asia y América Central y del Sur, han perdido entre el 17 y el 31% del PIB en el último medio siglo.
India, uno de los países con menos emisiones per cápita, ha sido considerado un líder del crecimiento económico en las últimas décadas, aunque su progreso se ha ralentizado en un 30% debido al cambio climático. Si bien el sector de servicios del país ha experimentado un auge, el sector agrícola, que emplea a la mitad de la mano de obra total de la India, ha sufrido mucho. Un aumento triplicado de las precipitaciones extremas y el aumento de las sequías graves han reducido el rendimiento de los cultivos y causan entre 9.000 y 10.000 millones de dólares anuales de daños solo a la industria agrícola.
Los mismos acontecimientos también paralizan regularmente los centros económicos urbanos de la India. Con 12 millones de habitantes, Mumbai tiene la población más grande del mundo expuesta a las inundaciones costeras. Las diluvios de 2005 y 2014 obligaron a cerrar el aeropuerto internacional y las carreteras de la ciudad, lo que costó millones de dólares en daños materiales.
Los veranos cada vez más intensos en la India, que ahora regularmente superan los 45℃, reducen la productividad, matan a miles de personas y hacen que miles más se suiciden. Si a esto se suman los costos multimillonarios de rescate y reconstrucción a raíz de ciclones como el de Odisha en 1999, que dejó a dos millones de personas sin hogar, es fácil ver cómo el cambio climático puede frenar el crecimiento económico de la India y de otros países igualmente afectados.
Sin embargo, para los países más ricos del mundo, el cambio climático ha contribuido a su éxito: 14 de los 19 países con mayores emisiones se encuentran ahora en una mejor posición económica de la que habrían estado si la temperatura del planeta hubiera permanecido constante, con un aumento medio del 13%. La economía estadounidense ha sufrido, pero en un minúsculo 0,2%, mientras que el Reino Unido se encuentra un 10% mejor. La ola de calor de 2018 allí planteó sus propios riesgos para la salud y los cultivos, pero también supuso un gran impulso para la venta de helados y el turismo.
Cancelar las deudas
Como cada vez es más evidente, no hay soluciones rápidas o fáciles para el cambio climático o la desigualdad. Por desgracia, la reducción de las emisiones no es suficiente, y proporcionar más préstamos con altos intereses para «ayudar» a las naciones más pobres a adaptarse a un mundo más cálido no hará más que agravar la desigualdad mundial. Paralelamente al cambio radical de las economías de las naciones más ricas del mundo, debemos exigir que se paguen las indemnizaciones por las injusticias del pasado, que se cancelen las deudas del Sur Global, que se revierta la privatización de las industrias locales y de las tierras, y que se derribe el brutal régimen fronterizo que rodea a las naciones ricas del mundo. Solo entonces podrá abordarse realmente la desigualdad mundial.
Nicholas Beuret, Conferencista, Universidad de Essex
Este artículo ha sido re-publicado desde The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.
Traducción del inglés por Rosalía Briones