Todo en la conciencia humana empieza a funcionar con la atención,
insiste. Destaca que es con esta función, de ‘atender a’ de ‘ir hacia’ de la conciencia, que
el ser humano funciona habitualmente y tiene que ver con ‘la vida’, es decir, con todo; de
allí su importancia superlativa.
Es como si dijera: ‘la vida humana empieza (y sigue) con
la atención’, (y la falta de ella, podríamos agregar), démosle entonces el valor adecuado.
Distingue que esta es voluntaria, según la dirija uno, o involuntaria según reaccione a
estímulos externos – a ‘los brillos’ exteriores – como nos dice. De este modo ‘nos roban la
atención’, llevándonos, entre otras cosas, por los caminos de consumismo, donde, cuando
menos, terminamos comprando cosas que nunca usamos…
Presenta como opción la ‘conciencia dividida’, en donde se atendería a uno mismo y al
medio, a la vez. Hace mención a como se considera la atención en otras culturas (nos
recuerda el famoso cuento del sabio, al que un discípulo le pide dijera una palabras, y
escribe, justamente, el término de marras: atención, repetidamente).
Además, indica la necesidad de contar con una ‘teoría de la atención’ como elemento
teórico más completo para abarcar el tema debidamente. Aquí el link por si fuera de
interés: [http://josepmfericgla.org/2011/atencion-y-vida-humana](http://josepmfericgla.org/2011/atencion-y-vida-humana)
Es un campo por lo demás interesante, que conocemos bien, al menos desde los 70’
cuando Silo nos explicaba con fáciles esquemas todo sobre el particular: la atención, la
necesidad de dirigirla, de contar con los dos focos atencionales, mostrando los campos
de presencia y copresencia. Destacando además, la necesidad de entrenar la atención
– como es el caso – y restringirle energía al ensueño, el gran ‘usurpador de la energía
síquica’, con aquellos pasos de proceso: A: Atiendo, D: Divido, M: Manejo, I: Incorporo
(sigla: ADMI), esto nos facilitaba comprender por cual etapa del entrenamiento atencional
andábamos, desde la primera que recomienda ir atentos por la vida, es decir, atención-
sin-ensueños, a la segunda, que propone, precisamente, dividir la atención, llevando
dos focos simultáneamente: uno al interior de la conciencia y otro al medio. La tercera
es la de manejo, de lograr cierta destreza con estos recursos y no quedar expuestos a la
distracción habitual por fantaseo, que lleva a los más variados accidentes – justamente,
veíamos como a la base de diversos incidentes de la vida, solía haber en su base una
simple distracción… y sus consecuencias. Finalmente, está la etapa de incorporar todos
estos procedimientos al funcionamiento constante, no ocasional; siempre con la condición
de hacer un esfuerzo, claro está.
Y así fue como nos fuimos familiarizando con el trabajo atencional, sin encontrar mayores
referencia en los medios habituales. Como anécdota, comento que hacia 1997 me
encuentro con un artículo curioso: “La atención como valor en alza”, puesto a investigar el
tema, veo que se refiere al valor de la atención detrás de los programas que nos llevaban
a hacer ‘clic’ con el ratón en el uso de páginas web, por Internet, y esta nos conduce a
un anuncio comercial y, eventualmente, a una compra. Empezaba entonces el llamado
comercio electrónico y aquello de tratarnos como si fuéramos ‘los tontos del clic’, y claro,
la atención había que llamarla para que se fijara a un detalle, en medio de un océano de
ofertas de miles de cosas innecesarias, pero muy llamativas (precisamente).
Por ello, las
empresas que estaban detrás de estos emprendimientos y cotizaban en bolsa, neoyorkina principalmente, y, según tuvieran más o menos éxito en llamar la atención del usuario,
pues tendrían el mencionado ‘valor en alza’ (en bolsa). Increíble, algo cuasi sagrado como
la atención humana, ahora un mero apéndice del consumismo… Así, que duda cabe, la
propuesta del profesor dignifica al tema y lo saca de la bolsa del desconocimiento. En
cuanto a la teoría que se necesitaría, sin duda en la Sicología de Silo (I, II, III y IV) se
encontrará bastante material como para constituirla.
Veríamos de entrada la estructuralidad de la conciencia, donde la atención no está sola,
sino en relación con la memoria, los sentidos, la intención que la impulsa y el nivel en
que se da, pues cuando funciona a nivel de vigilia-con-ensueños, (con divagaciones
para entendernos) queda muy menguada y a merced del ‘encanto de los ensueños’,
con su poder de ilusionar, sugestionar, lo que augura muchas complicaciones al restar
capacidad de atender al medio, a la ‘realidad que nos circunda’, con lo cual, es seguro que
cometemos errores y distracciones, conllevando a accidentes.
Y, por si fuera poco, los ensueños, como se constata, trabajan en franjas de deseos, y, si
estos son posesivos, enganchan con la compulsión del consumismo, y hoy, en las áreas
con cierto nivel adquisitivo, causa verdaderos estragos en la gente; reduciendo, a la larga,
el llamado ‘índice de felicidad’, pues los objetos, como los ensueños, tienen fecha de
caducidad, de obsolescencia.
Efectivamente, la atención, nos lleva a ser más conscientes y reducir el grado de
ilusoriedad con que funcionamos, con lo cual mejoran las perspectivas de una vida más
consciente, más plena y despierta, con mayor sentido – que no es poco-; amen de ser un
gran antídoto a la fascinación del consumismo ensoñativo; algo sin duda de sumo interés,
al tiempo que nos abre las puertas a otras realidades. ¿Por qué no?