por María Martínez para El Ciudadano
Mientras decenas de países y organizaciones internacionales llaman a las partes a buscar una solución al conflicto que amenaza con acabar Yemen, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insiste en respaldar la guerra.
Este martes vetó una resolución que el pasado 5 de abril aprobó el Congreso para exigirle a su administración que suspenda el apoyo militar que brinda a Arabia Saudí.
“Esta resolución es un intento peligroso e innecesario de debilitar mis autoridades constitucionales, poniendo en peligro las vidas de ciudadanos estadounidenses y de valientes militares, tanto hoy como en el futuro”, dijo Trump al vetar la medida.
Según él, es “innecesaria” porque, “más allá de las operaciones antiterroristas contra Al Qaeda en la Península Arábiga y el Estado Islámico”, su país “no participa en las hostilidades en el Yemen“.
Lo que pedían los legisladores a Trump en la resolución, aprobada en la Cámara Baja con 245 votos a favor y 175 en contra, era retirar las fuerzas militares estadounidenses de Yemen, a menos que estuvieran combatiendo a Al Qaeda.
Con esta nueva medida, el Mandatario estadounidense reitera su respaldo “ciego” a la administración saudí. El mismo que mantuvo durante el escándalo por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, el pasado 2 de octubre, en el consulado saudí en Estambul, Turquía.
El panorama en Yemen es desolador y de eso dan cuenta los principales indicadores. Las agencias de la ONU señalan que hay alrededor de 24 millones de personas que dependen de ayuda, lo que supone 80 % de la población. La organización advierte que 14 millones, de ese total, requieren atención inmediata.
Además, tienen que enfrentar desde 2015 los continuos bombardeos de la coalición saudí que, apoyada por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, reforzó el bloqueo hace más de un año. En el historial del accionar de la alianza figuran varios ataques con bombas de racimo, las cuales están prohibidas a escala mundial por su fuerza destructiva.
Según las estimaciones, la ofensiva en territorio yemení ha dejado al menos 10.000 muertos y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay 10.000 casos de cólera que se reportan cada semana.