Días atrás, varios medios de comunicación informaron que un tribunal de Islandia había paralizado la construcción de una carretera pues podría afectar el bienestar de… ¡los duendes!. En ese país es muy común que proyectos de construcción deban lidiar con los reclamos de personas preocupadas por el bienestar de tales criaturas. Muchas veces las constructoras llegan a acuerdos con las comunidades deteniendo temporalmente las obras para “dar tiempo a que los duendes que supuestamente viven en el lugar, se trasladen”.
Recuerdo la noticia de este país europeo para graficar que el progreso no puede ir en contra de las personas, sus costumbres, cultura y creencias.
Lamentablemente en nuestro país tal premisa no existe. Peor aún, muchas veces se disfraza de progreso, el simple y mero negociado de un poderoso quien – con el afán de maximizar utilidades – es capaz de ir en contra del bienestar, no de los duendes, sino de los habitantes de carne y hueso de localidades, pueblos o ciudades completas, como pasó en Freirina, Pelequén, Coyhaique y Punta Arenas.
Por cierto que para que tal abuso se concrete se requiere de las complicidades de autoridades políticas, técnicas y administrativas.
Ahora es el turno de Paine, una tranquila y agradable ciudad rural, ubicada a tan solo 30 kms. de Santiago y que se caracteriza por la producción de enormes y sabrosas sandías.
Todos sabemos de la grave sequía que afecta por varios años a nuestro país. Los problemas de abastecimiento de agua existen incluso en comunas de las otroras lluviosas regiones de Concepción, Temuco o Valdivia.
En la Región Metropolitana hace dos años se decretó emergencia agrícola producto de la sequía en las comunas de Paine, Alhué, San Pedro, Til-Til, San José de Maipo, Melipilla, Curacaví, Lampa y Colina.
Por esta razón, para los pequeños agricultores de Paine, aproblemados por el déficit de agua desde hace ya varios años, la noticia que la CCU construiría una mega planta de cerveza y bebidas resultó ser una muy mala e indignante noticia.
El proyecto de US $300 millones contempla una planta con capacidad de producción de 1.500 millones de litros de cerveza y bebidas al año. De acuerdo al informe de sustentabilidad 2012, la propia CCU declara que para producir 1 litro de producto se requieren casi 5 litros de agua. Es decir, para su proyectada producción anual, la CCU necesitará de 7.500 millones de litros de agua.
Para la necesaria evaluación ambiental de cualquier proyecto hay dos vías: realizar un Estudio de Impacto Ambiental (EIA), obligatorio para aquellos proyectos que por su magnitud e impactos requieren de mayor rigurosidad, o a través de una simple Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para aquellos proyectos de menor magnitud.
Pues bien, y aquí comienzan las situaciones extrañas, la CCU se ha limitado a ingresar su proyecto vía una simple Declaración y la Dirección Regional de Aguas, el organismo encargado del cuidado de nuestro vital recurso, en vez de exigirle un Estudio de Impacto Ambiental, ha señalado que no es necesario pues el proyecto “no genera ni presenta efectos adversos sobre el recurso agua”.
Es decir, para la Dirección de Regional de Aguas, la explotación de 7.500 millones de litros de agua en una zona con sequía no es algo significativo. Además, se “olvida” que el año 2008, a través de su propia resolución N°276, declaró la zona como área de restricción para nuevas explotaciones de aguas subterráneas, debido a la grave disminución del acuífero de Paine.
Sólo este par de elementos bastarían para rechazar el proyecto, sin mencionar que el uso de suelo no permite un emplazamiento industrial, que los suelos a ocupar por su aptitud agrícola están protegidos, entre otras decenas de incumplimientos legales y normativos.
Para empeorar el cuadro (y aumentar la desconfianza e indignación de los vecinos), resulta que uno de los asesores de la CCU es el abogado Rodrigo Weismann, ex Director General de Aguas bajo el primer gobierno de Bachelet.
Por todas estas razones, el fin de semana recién pasado, centenares de paininos se tomaron la carretera 5 sur protestando en contra del proyecto de la CCU. Es la primera acción de los vecinos, un téngase presente a las autoridades, advirtiendo que no están dispuesto a permitir que su agua se la lleve la CCU, cuyo propietario es el multimillonarios Andrónico Luksic, financista de variados candidatos, tanto de la Nueva Mayoría como de la derecha.
Los vecinos han planteado que seguirán alertas y movilizados pues saben que en nuestro país, a diferencia de Islandia, los duendes existen y son reales, se mueven en las oscuridades de las oficinas de las grandes empresas y los despachos ministeriales, y sigilosamente se encargan de sacar la firma favorable del Ministro, Seremi o jefe de servicio para aquellos proyectos que, a luz del día, sería imposibles de obtener.
Pero los paininos también saben que el mejor antídoto en contra de estos seres, es la movilización no violenta, la acción decidida y unitaria de toda una comunidad pues así lo aprendieron de las luchas de Punta Arenas, Coyhaique y Freirina.