Por Jazmín Reyes Paredes.
Poco se ha hablado de la afrocorrupción en las luchas de las y los afrodescendientes en América Latina. Creo que pudiéramos abrir dos niveles de esa lucha por una afroética en la gestión del Estado y de quienes reciben recursos como ONG u organizaciones sin fines de lucro. En primer lugar después de la III Conferencia contra el Racismo, en Durban (2001), nuestros países abrieron espacios por insistencia nuestra en los Estados. Se crearon ministerios, viceministerios, institutos, oficinas, con sus respectivos presupuestos y cargas burocráticas. También por otro lado se reclamaron cuotas parlamentarias. Es tiempo de que hagamos una evaluación que ha pasado con esas instituciones, donde están los resultados cualitativo de esas gestiones y como se erogaron los diferentes presupuestos. Por otro lado deben evaluarse los aportes recibidos por las organizaciones afro, bien sea por parte de los Estados nacionales o las grandes ONG internacionales. Debemos insisto en construir nuestra afroética como aspiración de lo que debe ser una sociedad transparente… la o el afrocorrupto debe ser identificado como dice un adagio africano: “La lluvia moja las manchas del leopardo pero no se las quita”.
El activismo social en jóvenes afrodescendientes: principales desafíos y retos
En el contexto de la lucha contra la discriminación racial, el movimiento afroperuano enfrenta un proceso de articulación, el cual debe incluir diversos cuestionamientos que nos lleven a la deconstrucción de diferentes patrones y actitudes que dañan al movimiento afroperuano y a las diferentes organizaciones que lo conforman. En el presente artículo se analizará, cuales son los desafíos de los y las jóvenes afroperuanos/as que son parte del movimiento afroperuanos, dentro de una sociedad que busca un camino hacia la democracia y hacia el cumplimiento de los derechos humanos.
Los y las jóvenes afroperuanos/as están expuestos/as, desde etapas muy tempranas, a experiencias de discriminación racial (Arrelucea y Cosamalon, 2015). Frente a estas situaciones, se pueden presentar diferentes estrategias de afrontamiento, las cuales pueden variar de acuerdo a las experiencias, vivencias y motivaciones del individuo (Espinoza y Cueto, 2014). Lo cierto es que, frente a la violencia racial, las poblaciones históricamente invisibilizadas reaccionan de diferentes maneras, de acuerdo a la deconstrucción que tengan sobre su propia identidad étnica–racial. Ya sea desde el silencio o desde una posición clara sobre la identidad afrodescendiente, se puede decir que estas estrategias dependerán del contexto o de las experiencias en sí mismas (Espinoza y Cueto, 2014). Sin embargo, se comienza a formular la siguiente pregunta: ¿qué es lo que genera que una persona afrodescendiente decida ser parte de un movimiento social o que tenga alguna participación dentro de una organización, colectivo o de manera independiente? ¿Acaso los y las jóvenes afrodescendientes que han experimentado discriminación racial, en su mayoría, son activistas? ¿El activismo afrodescendiente es la única respuesta? En todo caso, frente a estas interrogantes, ¿qué es ser activista? ¿Qué nos convierte en activistas? ¿Cuáles son los desafíos como activistas afrodescendientes dentro de una sociedad plagada no solo por el racismo, sexismo, misoginia, homolesbobitransfobia; sino también por prácticas asociadas a la corrupción?
El activismo social se puede entender desde una respuesta colectiva frente a una situación política y/o social insatisfactoria, en donde se busca encontrar respuesta o al menos, diversas soluciones o posibles alternativas de transformación social (Pineda, 2017). Para muchos jóvenes afroperuanos/as, el activismo social ha resultado ser una plataforma de cambio social por la cual cambiar las diversas situaciones de discriminación racial que el Estado peruano no ha sido capaz de solucionar de manera satisfactoria (Pineda, 2017). Y, aunque el activismo social no es la única respuesta que los y las jóvenes afrodescendientes han encontrado para hacer frente al racismo, sí es una respuesta bastante legítima, que nos plantea diferentes responsabilidades y desafíos.
Sin embargo, retomando la pregunta antes planteada, ¿qué nos convierte en activistas? ¿Será que existe una serie de pasos para llegar a serlo? ¿Acaso solamente al ser parte de una organización o de un colectivo afrodescendiente, se puede legitimar el activismo social? Por supuesto que no, el activismo afrodescendiente y cómo se desarrolle el mismo, va a depender de las propias motivaciones, experiencias y vivencias. Por lo tanto, se puede afirmar que uno de los desafíos de el/la joven afrodescendiente activista es plantearse desde qué lugar, rol o experiencia desea desempeñar su activismo social. Y más importante aún, plantearse cual será el camino que busca recorrer, así como el discurso que desea tener y los espacios en los que desea ser parte de manera activa. Y frente a esto, buscar la honestidad, en sus espacios de participación de activismo social, evitando, de esta manera, la instrumentalización de algunos discursos que pueden ser percibidos como “políticamente correctos” o socialmente aceptados, para poder ser parte de algunos espacios y vincularse con algunas personas. Es en ese sentido que, la coherencia es uno de los desafíos más importante que deben tener los/las jóvenes activistas afrodescendientes. Entendiendo a la coherencia como un ejercicio constante, de deconstrucción continua y de debate colectivo que tiene el único objetivo de encontrar el equilibrio entre el discurso y el propio accionar.
Por otro lado, es importante aclarar, en este punto, que los contextos de activismo social resultan ser espacios de privilegio, en donde, generalmente, las personas que pueden acceder son los y las jóvenes que acceden al espacio académico-universitario. Estos espacios son capaces de desarrollar o fortalecer su capacidad de cuestionamiento sobre la sociedad en la que viven y aportar desde diferentes espacios, carreras, profesiones y diferentes habilidades y capacidades. El cuestionamiento, en ese sentido, es otro de los desafíos más importantes y urgentes que deberían ser parte del día a día de los y las jóvenes activistas afrodescendientes. De hecho, el cuestionarse de manera constante nos lleva a analizar qué prácticas son coherentes y qué prácticas no lo son, cuales son las luchas prioritarias y cuáles son los mínimos negociables en la lucha de los derechos humanos. Cuando se habla de prácticas coherentes en el activismo social, aparece una pregunta esencial e imprescindible. ¿Los espacios de activismo social están libres de prácticas antidemocráticas? ¿Se encuentran libres de actos de corrupción? ¿Los espacios de activismo social tienen claro cuáles son las luchas prioritarias y cuales son mínimos negociables? En repetidas ocasiones, los y las jóvenes activistas afrodescendientes enfrentan prácticas antidemocráticas e incoherentes dentro de espacios de activismo social, espacios supuestamente seguros en donde no deberían existir ese tipo de acciones. Sin embargo, existen porque las organizaciones y colectivos que forman parte de los movimientos sociales son, en parte, el reflejo de cómo funciona la sociedad a nivel del Estado e instituciones. Estas prácticas que dañan a los movimientos sociales deben ser visibilizadas, con suma urgencia, con el único objetivo de que los movimientos sociales, en este caso, el movimiento afroperuano, no se desarticule y rompa alianzas que durante décadas ha costado fortalecer. Dentro de ese proceso de visibilizacion de prácticas antidemocráticas se debe incluir un proceso de cuestionamiento que tendría que conducir a la deconstrucción de este tipo de accionar.
Por último, dentro del enfoque de este artículo, se puede afirmar que otro de los grandes desafíos que deben enfrentar los y las jóvenes afrodescendientes activistas es la importancia que se debe resaltar en los procesos de autocuidado dentro de las experiencias del activismo social. Muchas veces se infiere que respuestas psico-emocionales tales como ansiedad, depresión, tristeza, entre otras frente a experiencias de discriminación racial; no ocurren a personas que se denominan activistas. La inferencia reside en que el imaginario colectivo asume que los y las jóvenes activistas afrodescendientes “han superado el racismo” y se tendrían que mostrar siempre de manera segura y confiada ante este tipo de experiencias. ¿Será posible “superar el racismo” en una sociedad cuyas prácticas racistas son continuas, constantes y casi rutinarias para muchos jóvenes afrodescendientes? Lo que se logra, es encontrar espacios de afrontamiento saludables frente a estas situaciones, como son los espacios de activismo social. Por lo tanto, tomar en cuenta los procesos de autocuidado, en jóvenes afrodescendientes que recién empiezan a participar en estos espacios es sumamente importante. Se trata también de ser coherentes con nuestros sentires como jóvenes afroperuanos/as activistas, de realizar un activismo afroperuano desde la honestidad y la coherencia de nuestras emociones. No es un nuestro deber educar a las demás personas frente a actos racistas, no es nuestro deber explicarles porque existe racismo y cuáles son nuestras vivencias como mujeres negras. Las demás personas que forman parte de esta sociedad, a quienes el racismo no les atraviesa, que no tienen las mismas experiencias que las personas afrodescendientes, es su deber trabajar en su propia deconstrucción, aceptar que tienen o han tenido un discurso o accionar racistas y, a partir de ello, transformarse hacia un pensamiento y accionar más descolonizador.
Frente a estos desafíos antes descriptos, se puede decir que, dentro del activismo afroperuano, aún queda mucho por deconstruir, cuestionarse y hacer desde la honestidad, la coherencia y el amor hacia nuestra identidad afroperuana.
Bibliografía:
Arrelucea, M., y Cosamalón, J. A. (2015) La presencia afrodescendiente en el Perú: Siglos XVI – XX. Perú: Ministerio de Cultura.
Espinosa, A. y Cueto, R.M. (2014). Estereotipos raciales, racismo y discriminación en América Latina. Psicología social y política, 0 (1), 431-442. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/277332573_Estereotipos_Raciales_Racismo_y_Discriminación_en_America_Latina
Pineda, E. (2017, 4 de noviembre) Afroportunistas. Recuperado de http://www.lr21.com.uy/mundo/1348213-afroportunistas-esther-pineda-g