A fines de enero comenzó a circular por redes sociales un comunicado que anunciaba:
“…Por orden de nuestros más principal, nuestros caciques los más primeros, hemos dado calor y forma a los «whasek», nuestra Guardia y defensa indígena wichi del Chaco.”
El texto iba acompañado por fotografías en las que se veían grupos de jóvenes indígenas formados en fila, algunos con camisetas que decían “Guardia comunitaria” y otros con ropa militar de fajina.
El comunicado seguía diciendo:
“No somos un ejercito armado, sino una comunidad organizada en defensa del territorio. No nos representa ningún sector político y no formamos parte de ninguna organización social.”
“A nuestra guardia la componen hombres y mujeres de la tierra, jóvenas y jóvenes, también adultes y ancianes.
Nuestra lucha es sencilla y clara pues: defensa del territorio. Lucha contra el neoliberalismo, el narcotráfico, la tala indiscriminada y la deforestación.”
Luego resumirían:
- “¿Quiénes somos?
Hermanos y hermanas wichi cansados de ser presa del narcotráfico y el desmonte ilegal. - ¿Qué buscamos?
El reconocimiento legal de nuestra guardia indígena. Como guardianes del territorio y protectores de la Madre Tierra y sus seres vivos. - ¿Qué hemos venido haciendo?
Controlar nuestro territorio. Pedir explicaciones a quienes pretenden ingresar a nuestras tierras que poseen titulo de propiedad comunitario otorgado por la provincia. - ¿Por qué usamos uniforme?
Para hacernos ver y que se reconozca a quienes formamos parte de la guardia. - ¿Cómo pensamos continuar?
Continuaremos patrullando nuestro territorio y exigiendo al gobierno provincial el reconocimiento legal de nuestra guardia indígena.¡Defender el territorio no es delito! ¡Delitos son el desmonte y el narcotráfico!”
La prensa provincial fue la primera en difundir la noticia. El diario La voz del Chaco, por ejemplo, la ubicó en la sección Policiales, bajo el título “Pueblos originarios habrían formado una fuerza paramilitar”. El título contradice claramente el contenido de la nota que inmediatamente aclara que no se trata de un grupo armado, que la iniciativa de formar una guardia comunitaria fue reconocida como de interés del consejo municipal local, y que no había hasta el momento reclamos de vecinos “que hayan sido molestados o perjudicados por (la guardia)”. Sin embargo lo que se fue instalando fue la formación de una “fuerza paramilitar” y otros medios provinciales difundieron la misma idea. Finalmente esta semana la prensa nacional comenzó a replicar la información. La Nación y Perfil enfatizaron en la “alarma” que habría causado la formación de la guardia comunitaria.
Uno de los wichí replicó: “lo que causa terror y miedo es seguir como estamos”.
“¿Esto no causa conmoción?”
“Nosotros no somos malos ni venimos a causar ningún daño. El daño lo vienen causando los gobiernos con las política y toda esa cosa”, dice Gerónimo, uno de los miembros de la Guardia. “Nunca hay remedio. Mi sobrina murió hace dos años de tuberculosis. Mis padres, los dos, tienen mal de Chagas; viven de su pensión. Y acá cuando hay violación de nuestras niñas nadie hace nada. O cuando a nuestros chicos le venden la droga o los amenazan para que vendan nadie hace nada.
¡Y eso que denunciamos! Y el comisario dice que falta orden del fiscal. Y el fiscal nunca le conocí yo. Y después la avioneta baja en nuestro territorio y si te acercás te tiran tiro. Y esos son tiro de verdad. Pero nadie hace nada.
Y la empresa meten su camión y sacan la madera y nadie hace nada.
Y ahora yo veo que cuando nosotros hacemos algo, todo el mundo habla.”
En otro relato difundido, también denuncian:
“Un criollo de 59 años embaraza a una niña aborigen wichi del Sauzalito, a la que compró obligando a su familia a venderla. Dio a luz en el hospital de Sauzalito. Nadie hizo nada. El bebe nació en enero del 2019. El hombre se la llevó a Formosa. Actualmente no sabemos nada de ella.
Rupercia, una niña de trece años, falleció junto con su bebé el año pasado. Ella murió antes que su bebé. Nadie hizo nada.
¿Acaso esto no causa conmoción? ¿Acaso esto no asusta? ¿Se necesitan fotos de los cuerpos arrasados por la tuberculosis? ¿Quieren ver niños obligados por el narcotráfico a vender droga? ¿Quieren las listas enteras de niñas que son raptadas o abusadas? Vayan, pidan todo eso en la comisaría de turno. Todo fue denunciado.
Somos la consecuencia de siglos de abandono.”
Ataque armado
La tarde del pasado 6, uno de los jóvenes integrantes de la Guardia comunitaria fue acuchillado por tres encapuchados cuando volvía a su casa.
La Guardia difundió un comunicado que decía:
“…sabíamos que nuestra lucha toca los intereses del poder. Porque mientras hay quienes pues se aterrorizan o les causa terror vernos de uniforme, o pareciera que sus vidas corren peligro al vernos, están quienes ahora se ven impedidos de hacer sus negociados. Negocios de narcotráfico. Como el tráfico y trata de personas y la tala indiscriminada. Algo que pareciera a ciertos medios y gentes no causarles terror.
Nosotros somos conscientes de a qué nos enfrentamos.
Hermanos y hermanas, población civil, a todos y todas: aquí estamos. Nada pedimos excepto no queremos más ser silencio. Préstennos su oído, abran su corazón, extiendan nuestra voz.”
“Yo quiero que hablen de estas cosas”, había dicho Gerónimo. “Yo no quiero usar uniforme ni patrullar. Me obligaron hacerlo. Porque los que tenían que hacer ese trabajo nunca lo hacen”.
“Yo formo parte la guardia indígena para cuidar mi familia, mi tierra y mi gente. Yo no voy molestar a nadie, pero ya con el papel intenté denunciar, y hacer nota y pedir cosa y nada, nada. Esto no es una decisión de uno nomás. Toditos decidimos hacer esto.”
Las guardias comunitarias comenzaron a multiplicarse en otras comunidades del Chaco.