Por Jesús Chucho García

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Unos de las grandes hipertrofias de la ética humana a lo largo de su historia es apoderarse ilícitamente de lo que no le pertenece. Muchas veces estas prácticas, popularmente conocida como “amigos de lo ajeno”, se fue transformando en algo normal, y eso de ser normal se convirtió en una contra ética que desde siempre ha reinado en la sociedad sea del signo que sea: de izquierda, centro o derecha…, porque la corrupción permea ideologías y credos. Hoy la corrupción que rige al planeta es tan destructiva como el severo cambio climático que nos afecta. Es difícil hoy en día conseguir un gobierno  donde sus funcionarios en su mayoría de alto, medio o bajo nivel no hayan echado su «mordidita» a los recursos que nos pertenecen a todos, y eso es lo que se ha denominado «economía subterránea» designándola como “el conjunto de actividades que se realizan al margen de la legislación penal, social o tributaria y que en gran medida no se tienen en cuenta en la contabilidad nacional” (Correo de la Unesco: junio, 1999). En una época se llamaba así, hoy se llama «lavado de dinero»; así como los famosos paraísos fiscales donde los más ricos entre los ricos tienen sus capitales guardados desde Isla Caimán a Suiza o Panamá y de los cuales no han escapado los gobiernos aparentemente más honestos. Pero entremos a nuestro caso específico.

ORIGEN DE LA AFROCORRUPCIÓN

El querer tener beneficios  a costa de los demás, en el caso concreto de la matriz africana y su diáspora en las Américas, arrancaría cuando algunos reyes africanos se prestaron, como una fórmula de acumular riquezas, a la venta de africanos a los europeos (caso Kongo Dia Ntotela). Los europeos estratégicamente promovían guerras entre las civilizaciones africanas y como resultado de ello, compraban los prisioneros de guerra. Otros reyes se prestaban para secuestrar a miembros de otras etnias y venderlas sin intermediarios europeos, así paso con el antiguo reino de Dahomey quien sostuvo el comercio directo de esclavizados con Bahía de Todos los Santos (Brasil) en el siglo XVIII y XIX. Estas prácticas con el tiempo se reproducirían bajos otras formas con la formación que muchos líderes africanos recibieron en Europa y se convirtieron en títeres del imperialismo europeo y luego norteamericano para someter a sus poblaciones esclavizándolos para la explotación de minerales estratégicos como el coltan (caso Congo), diamantes (Angola y Sierra Leona), cobre (Zambia), uranio (Mali-Niger), petróleo, gas (Nigeria-Guinea Ecuatorial), por otro lado  la deforestación de grandes cantidades de bosques (Gabon-Congo Brazzaville) y tráfico de marfil (Costa de Marfil). Recientemente las prácticas de corrupción en África se ha instalado en el tráfico de cocaína que se cultiva en Perú, se procesa en Colombia y se traslada a algunos países africanos, como sucedió con Guinea Bissao, para distribuirla a más de quince millones de consumidores de cocaína  en Europa. Lamentablemente en el año 2009, este tráfico convirtió a Guinea Bissao, país por el que lucho Amilcar Cabral, en el primer país narcotraficante de África controlado por carteles colombianos que llevó al asesinato del presidente Nino Vieira por supuesta lucha entre los carteles.

AFROCURRUPCIÓN EN LA DIÁSPORA

En la época colonial, el colonialismo trabajo muy bien la mentalidad de los esclavizados africanos en la instauración de la corrupción mental, comenzando que pagaría a aquellos esclavizados que delataran a aquellos que pretendían fugarse o que delataran donde se escondían los cimarrones fugados de las minas, haciendas o plantaciones. Otros casos los amos pagaban a aquellos esclavizados que atrapaban a los esclavizados fugitivos. Posteriormente con el tiempo  en las guerras de independencia la corona española escogían a esclavizados domésticos para asesinar a algún blanco criollo o saldar alguna deuda entre blancos. Pero unas de las practicas más vergonzantes fue cuando algunos afrodescendientes llegaron al poder como fue el caso del doctor Francois Duvalier que gobernó a Haití entre 1957 a 1971, se apoderó de cien millones de dólares, arruinando totalmente al país en medio de un clima de represión y corrupción contra la población afrodescendientes de la Primera República Libre de la Diáspora Africana en el Mundo.

AFRO-ONEGIZACION Y CORRUPCIÓN

Durante la década de los ochenta y noventa del siglo XX, estalla en las Américas las organizaciones no gubernamentales afro para captar recursos para proyectos comunitarios, investigaciones, viajes, encuentros nacionales e internacionales. Luego esas organizaciones, en su mayoría, lejos de tener un compromiso real con sus respectivas comunidades, muchos de sus líderes se “acomodaron”, subieron de status social a nombre de las comunidades afroempobrecidas. Otras fueron honestas y sí tenían y siguen teniendo un trabajo comunitario verificable, de compromiso social y ético.

Hubo una etapa que los organismos financieros internacionales tomaron el tema afro para ser incluidos en sus agendas, tales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o el Banco Mundial (BM). La estrategia era que las ONG afro exigieran a sus gobiernos endeudarse para aliviar la pobreza en sus respectivos países, aumentando así la deuda pública de esos países. Recuerdo que a finales de los noventa el BID logró que Colombia se endeudara con el llamado Plan Pacifico el cual solo benefició a los funcionarios afroespecialistas del Banco Interamericano de Desarrollo y la ONG afro del pacífico colombiano, la deuda creo ascendió a cincuenta millones de dólares y el pacífico se empobreció mucho más. Prácticas similares se dieron en Brasil, Ecuador y Perú. Para esa época denominé esa trampa como “endeudamiento étnico”, a través de los afrodescendientes empobrecidos por esos mismo bancos. Hoy el Banco Mundial saca de nuevo sus estadísticas de la pobreza afro en América Latina. En diciembre del 2015 fui convocado a una reunión en la Universidad de Harvard para evaluar Durban Más Quince, donde participaron muchos líderes de la época del endeudamiento étnico bancario, y de nuevo aparecieron representantes de esos mismos bancos y me dije: “qué carajo hago yo aquí”, abandoné esa conferencia antes que finalizara pues estaba ante un intento de restauración afrofinanciera que buscaba de nuevo relanzar la corrupción dentro de las organizaciones afro.

LA LUCHA CONTRA LA AFROCORRUPCIÓN… EVALUAR LAS AFROINSTITUCIONES Y SUS RESPONSABLES.

Poco se ha hablado de la afrocorrupción en las luchas de las y los afrodescendientes en América Latina. Creo que pudiéramos abrir dos niveles de esa lucha por una afroética en la gestión del Estado y de quienes reciben recursos como ONG u organizaciones sin fines de lucro. En primer lugar después de la III Conferencia contra el Racismo, en Durban (2001), nuestros países abrieron espacios por insistencia nuestra en los Estados. Se crearon ministerios, viceministerios, institutos, oficinas, con sus respectivos presupuestos y cargas burocráticas. También por otro lado se reclamaron cuotas parlamentarias. Es tiempo de que hagamos una evaluación que ha pasado con esas instituciones, donde están los resultados cualitativo de esas gestiones y como se erogaron los diferentes presupuestos. Por otro lado deben evaluarse los aportes recibidos por las organizaciones afro, bien sea por parte de los Estados nacionales o las grandes ONG internacionales. Debemos insisto en construir nuestra afroética como aspiración de lo que debe ser una sociedad transparente… la o el afrocorrupto debe ser identificado como dice un adagio africano: “La lluvia moja las manchas del leopardo pero no se las quita”.

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