‘La orientación de no utilizar el agua bruta del río, sin tratamiento, es válida para cualquier propósito: humana, animal y actividades agrícolas’, precisa la nota oficial.
La disposición se adoptó después de la localización de metales en niveles por encima de lo permitido por la legislación ambiental y de evaluación de la Secretaría de Salud de Minas Gerais sobre la base de requisitos de vigilancia sanitaria.
El monitoreo de calidad del agua se realiza diariamente desde el 26 de enero, un día después del colapso de la Mina Córrego do Feijão, en el municipio Brumadinho, y es desarrollado por el Instituto Minero de Gestión de las Aguas, en asociación con la Compañía de Saneamiento, la Agencia Nacional de Agua y el Servicio Geológico de Brasil.
Por el desastre, luego del rompimiento de los diques de la represa, un total de 176 cadáveres de víctimas se registran ubicados hasta hoy por el Cuerpo de Bomberos de la zona.
Todos los restos fueron identificados por el Instituto Médico Legal.
Según informaciones del gobierno de Minas Gerais, 134 personas permanecen desaparecidas, de ellas 31 funcionarios de la empresa minera Vale, propietaria del embalse, y 103 trabajadores subcontratados y residentes de la ciudad.
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