Llamé por teléfono a mi hermano para confirmarle que finalmente, si viajaría a Japón. Esperaba mi confirmación para ir a buscarme al aeropuerto de Nagoya, en la provincia de Aichi, donde vive con su esposa y su hija de tres años. Le pregunté cómo estaba la situación económica, y me dijo que había cambiado mucho en el último año. Había perdido su empleo fijo a fines del año pasado y se ha estado manteniendo con servicios temporales, conocidos también en japonés como “arubaito”. Él y su esposa se mantienen gracias a estos ocasionales trabajos que duran algunas semanas.
Le pedí disculpas por no haberle telefoneado antes y me justifiqué explicando que tuve serias dificultades para obtener la visa para entrar al Japón. Me confirmó que la situación ha cambiado bastante también en el trato dado a los brasileños. Ahora, el Gobierno japonés está dificultando al máximo la entrada de extranjeros y comentó: “el Imperio está cayendo”.
**Segunda caída**
“El Imperio está cayendo”. Esa frase quedó dando vueltas en mi cabeza; tenía mucho sentido. El poderoso Imperio del Sol Naciente estaba cayendo nuevamente. Japón mantiene la familia imperial más antigua de la humanidad. Obviamente, el emperador Akihito no ostenta, ni con mucho, el poder que tuvo un día su padre, pues el todopoderoso Hirohito reinó de forma absoluta hasta el final de la II Guerra Mundial. Hoy, la familia imperial ocupa únicamente una posición simbólica, pero continúa siendo bastante respetada por la población; en cambio, hasta el final de la II Guerra Mundial, el emperador era el Jefe de Gobierno y el comandante de las fuerzas militares; aún más, tenía ascendencia divina.
Los combatientes japoneses eran totalmente fieles al imperio y daban sus vidas en las batallas. Japón nunca había perdido una guerra, ni siquiera en más de dos milenios de historia. ¿El punto final de esa trayectoria de éxitos militares? Las dos bombas atómicas del 6 y el 9 de agosto de 1945. Primero en Hiroshima. Tres días después en Nagasaki, con una explosión todavía más devastadora que la anterior. Fue la primera caída del imperio.
Japón fue derrotado, pero en décadas se irguió de nuevo hasta tornarse la segunda potencia económica mundial, sólo atrás de su verdugo, los Estados Unidos. Y poco más de seis décadas después de la primera caída, llega ahora la segunda. La crisis económica mundial que comenzó en Wall Street el año pasado estalló en el archipiélago con más fuerza que en cualquier otro país. ¡Es la segunda caída!
**La Prefectura de Hiroshima ha invitado al editor de Pressenza, Alexandre Sammogini, al homenaje a las víctimas de la bomba atómica. El día 5 de agosto el periodista lanza oficialmente la agencia de noticias Pressenza directamente desde Hiroshima, en un acto simbólico en que se encenderá una antorcha de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia.**
*(Traducción del portugués al español: Pilar Royo)*