«Celebración del primer aniversario», podía leerse en un enorme cartel referido al también conocido como «día de la ira», alrededor del cual varios «comités populares» organizaban las multitudes en la plaza. Otro cartel pedía «Fuera el poder militar».
Por su parte, en coincidencia con el aniversario de la caída de Mubarak, la Junta Militar egipcia aseguró también que abandonará el poder el próximo 30 de junio, tras la celebración de elecciones presidenciales, y prometió desvelar entonces «secretos y verdades» anteriores a la revolución.
Pero algunos de los manifestantes aseguraron que querían recordar y honrar a los «mártires de la revolución», mientras otros grupos mostraron pancartas contra la cúpula militar: «Abajo con el dominio militar», según Europa Press.
Los manifestantes levantaron tribunas y tiendas de campaña en el mítico lugar donde hace un año comenzaron las protestas masivas contra el entonces presidente Hosni Mubarak, que derivó en la muerte de 846 personas por la represión de la policía y el ejército egipcios.
Las masivas demostraciones opositoras, que se extendieron por todo Egipto, culminaron el 14 de febrero con la renuncia de Mubarak, hoy juzgado por esos hechos y para quién la Fiscalía solicitó la pena de muerte por ahorcamiento.
El título principal de tapa de la edición de hoy del diario semanal en francés Al Ahram Hebdo,»¿Quién se quedará con el alma de la revolución?», ejemplificó el clima político que se vive en el país, y los diversos puntos de vista sobre el significado de la fecha.
Mientras se desarrolló el acto, las fuerzas de seguridad optaron por no acercarse a la plaza, aunque informaron que se mantendrían en estado de alerta en caso de una «tentativa de sabotaje» de las celebraciones, según la agencia DPA.
En la plaza eran muy visibles las columnas de los Hermanos Musulmanes, dominantes en el nuevo Parlamento que comenzó a sesionar el lunes pasado tras las elecciones celebradas entre noviembre y enero, en la que las fuerzas islámicas moderadas y radicales ocupan más de dos tercios de los escaños.
Sin embargo, hubo también columnas de manifestantes exigiendo el retorno a la plaza para continuar la «inacabada» revuelta y la salida del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que dirige Egipto desde la caída de Mubarak.
El mariscal Hussein Tantawui, jefe del Comando Supremo de las Fuerzas Armadas, anunció ayer el fin parcial de la criticada ley sobre el estado de emergencia, en vigor desde el asesinato de Anuar el Sadat en octubre de 1981, un gesto aparentemente concebido para calmar a los manifestantes, que la reclamaban desde el inicio de la revuelta.
No obstante, Tantawi precisó que la ley seguirá en vigor cuando se trate de «alborotadores».
En ese sentido, los jóvenes revolucionarios aseguraron que la decisión de Tantawi es un engaño, mientras que Estados Unidos saludó la decisión de los militares egipcios, a través de la portavoz del Departamento de Estado, pero dijo que el Consejo tenía que especificar qué entiende bajo «alborotadores».
Poco antes del aniversario se había declarado una amnistía para 1.955 presos. Entre las personas puestas en libertad figuran el bloguero Maikel Nabil, que fue condenado por sus ofensas al consejo militar.
En este contexto, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió hoy a las autoridades egipcias que aceleren el ritmo de las reformas democráticas en el país africano.
Ban pidió a la Junta egipcia que continúe con la transición para hacer realidad «la entrega pacífica del poder a un gobierno civil», y las exhortó a «respetar los derechos humanos, liberar a los detenidos políticos y acelerar el ritmo de las reformas».
Durante una conferencia de prensa en la sede de la ONU en Nueva York, el máximo titular de la ONU felicitó «al pueblo de Egipto por su transición pacífica hacia la democracia y por su determinación por impulsar cambios continuados».
Además mostró su satisfacción por el hecho de que, coincidiendo con el primer aniversario de la revolución, la Junta Militar egipcia haya decidido levantar el estado de emergencia.