Los receptores del ingreso básico «tuvieron menos síntomas de estrés, menos dificultades para concentrarse y menos problemas a la salud que el grupo de control. Además tuvieron más confianza en su futuro y en su habilidad de influir sobre temas sociales», detalló la investigadora finlandesa Minna Ylikännö.
Desde hace dos años se realiza en Finlandia un experimento que pretende establecer los efectos del Ingreso Básico Universal (UBI, por su sigla en inglés), catalogada como una de las políticas públicas más ambiciosas propuestas en el mundo, y que supone pagar un salario fijo que alcance a cubrir las necesidades básicas de las personas sin exigir ninguna contraprestación a cambio.
Según Infobae, el experimento de “cobrar sin trabajar” es “una clara respuesta a la pérdida sostenida de puestos de trabajo que se registra desde hace décadas en los países desarrollados por el avance de la robotización”.
“A fines del año pasado, 2.000 personas desempleadas de entre 25 y 58 años fueron elegidas al azar para participar del programa. Si bien el principio del UBI es su universalidad, y por ende deberían recibirlo ocupados y desocupados, la mayor inquietud es ver cómo reaccionan éstos últimos. Los participantes dejaron de recibir el seguro de desempleo, que les exige buscar trabajo activamente para seguir cobrándolo, y pasaron a percibir un salario de 560 euros (656 dólares), equivalente al subsidio mínimo por desocupación”, agrega el portal.
A través de un comunicado difundido el viernes 8 de febrero, la agencia finlandesa Kela, encargada de administrar la seguridad social del país, dio a conocer los primeros resultados del experimento, cuya revisión se extenderá hasta 2020.
El gobierno señaló que: “El experimento de ingreso básico no aumentó los niveles de empleabilidad de los participantes en el primer año… Sin embargo, al final del experimento los receptores del ingreso básico tuvieron la percepción de que su bienestar personal era mejor que el de aquellos en el grupo de control. Los resultados son, en cierta medida, preliminares, no siendo posible (aún) arribar a alguna conclusión firme sobre los efectos del experimento”.
“Sobre la base del análisis de los datos del registro a escala anual, podemos decir que durante el primer año del experimento los receptores del ingreso básico no tuvieron menor o mayor éxito para encontrar un trabajo en el mercado laboral abierto que aquellos en el grupo de control “, indicó el coordinador de investigación del Labour Institute for Economic Research, Ohto Kanninem.
A su turno, la investigadora de Kela, Minna Ylikännö, observó que los “receptores del ingreso básico tuvieron menos síntomas de estrés, menos dificultades para concentrarse y menos problemas a la salud que el grupo de control. Además tuvieron más confianza en su futuro y en su habilidad de influir sobre temas sociales”.
“Los resultados del análisis del registro y el estudio no son contradictorios. El ingreso básico podría tener un resultado positivo en el bienestar del receptor, pese a que en el corto plazo no mejoren las perspectivas de empleabilidad de la persona”, añadió Ylikännö.