Por Armando Reyes Calderín
Las esperanzas de formar en lo inmediato el gobierno en El Líbano, volvieron a desvanecerse por discordias en la distribución de carteras ministeriales entre partidos de influencia en el Parlamento.
Con anterioridad, había una atmósfera optimista como resultado de contactos del primer ministro designado, Saad Hariri, con involucrados en la instalación del ejecutivo, pero hubo un retroceso por los enfrentamientos de marras.
Hariri realizó una breve visita a París, donde recibió en tres oportunidades al canciller interino, Gebran Bassil, quien encabeza el partido cristiano Corriente Patriótica Libre.
También se reunió con el jefe del igualmente cristiano Fuerzas Libanesas, Samir Geagea, y antes lo había hecho en esta capital con el exdiputado por la formación drusa Partido Socialista Progresista, Walid Joumblatt.
En todas esas entrevistas, las partes no llegaron a acuerdo alguno sobre el reparto de portafolios para el venidero ejecutivo, a lo cual se suma la solicitud de seis diputados musulmanes sunitas independientes para obtener una cartera ministerial.
El exparlamentario Ammar Houri, asesor de Hariri, consideró que, en caso de no hallar solución para formar Gobierno, se abrirían otras posibilidades, aunque no las detalló con exactitud.
Los analistas estiman que entre esas variantes se halla la de reactivar el gobierno saliente o la renuncia de Hariri al encargo de instalar el gabinete.
Ésta última la descartan los correligionarios del partido Corriente Futura, del primer ministro designado, en tanto que insiste en crear un ejecutivo de unidad nacional.
El canal Future TV se hizo eco de una visión similar, al comentar que la próxima semana será la decisiva en la formación del gabinete.
‘Completará sus consultas y contactos en Beirut a principios de esta semana, después de lo cual tomará una decisión sobre la situación del Gobierno a la luz de esos contactos’, según una transmisión de ese medio.
Mientras el secretario general de Hizbulah, Hasan Nasrallah, renovó su llamamiento a instalar el gabinete y ofreció su cooperación para romper el punto muerto en que se halla el proceso.
Nasrallah señaló dos obstáculos, la distribución de carteras ministeriales y la demanda de los seis diputados sunitas desafiliados de la Corriente Futura.
En un rompimiento de dos meses en silencio, el jefe de la Resistencia islámica libanesa precisó que hay esfuerzos serios y excepcionales del primer ministro designado por reducir diferencias entre los partidos políticos.
Y negó que Hizbulah y su aliado movimiento Amal estén maniobrando para cambiar el acuerdo de Taif, sellado en 1989, el cual estipula un reparto equitativo entre musulmanes y cristianos, por otro que establezca un sistema gubernamental tripartito entre sunitas, chiítas y cristianos.
‘Nosotros, los chiítas, añadió, nunca nos hemos planteado ese sistema de gobierno. Eso carece de fundamento, dijo, pues necesitamos paz interior, cualquier mención a un sistema tripartito buscaría socavar la paz interna’.