Internet no es sólo un cambio tecnológico. Los usos sociales de la red han construido una nueva cultura basada en principios como compartir, conectar y liberar. El V Congreso Iberoamericano de Cultura, efectuado en Zaragoza, tuvo justamente el objetivo de analizar esta cultura digital. Una de sus ramas, el concurso “Emprende con cultura” es una muestra de cómo la creatividad y la responsabilidad social van de la mano en la era digital.
Por Jorge Tirzo
«Internet es diversa y territorial. No es una posición ideológica, sino una observación. No hablo de Internet, sino de los Internets”, son palabras del sociólogo francés Frédéric Martel en su participación en el Congreso. Ante críticas que consideran a la red como algo impuesto para perpetuar la cultura de masas, posturas como las suyas nos recuerdan a los miles de esfuerzos individuales que conforman Internet. Para muestra, 21 botones: Los finalistas del concurso “Emprende con cultura” organizado por este congreso.
Si bien es cierto que las páginas más visitadas de la red (Google, Facebook, Microsoft y Yahoo) son empresas norteamericanas; la realidad es que Internet también potencia esfuerzos locales que promueven la diversidad cultural. En este Congreso se presentaron iniciativas de empresas culturales basadas en la red y los dispositivos móviles que dan muestra de las innovaciones socioculturales que se gestan hoy en día.
A continuación algunos de los proyectos más interesantes:
-SimiDic: Un diccionario para las lenguas nativas
Se trata de una aplicación para los teléfonos Android que permite tanto la consulta como la creación de diccionarios para traducir de manera rápida y accesible. Uno de sus objetivo es proveer a los hablantes de lenguas indígenas como el aymara, quechua y el guaraní, la posibilidad de interacción móvil con quienes no hablan su misma lengua.
Una de sus principales cualidades está en que es fácil y accesible la creación de nuevos diccionarios mediante hojas de cálculo tipo Excel. De esta forma, las comunidades que deseen contar con su propio diccionario podrán hacerlo usando esta herramienta de software libre.
-MayanPitz: Un videojuego para conocer a los mayas
En tiempos en que los niños y jóvenes están habituados al uso lúdico de las tecnologías de la información, hacer uso de los propios videojuegos para fines culturales es una estrategia interesante. Se trata de una aplicación para dispositivos Android y iOS basada en el Popol Vuh y el juego de pelota maya.
El juego pretende ser tanto divertido como educativo, pues al estar basado en elementos reales de dicha cultura, permite aprender sobre los lugares, tradiciones y cosmogonía de esta civilización ancestral.
-Santo Domingo Colonial en Google Earth
En tiempos en que ciudades como París o Nueva York tienen una representación cartográfica digital altamente detallada, algunas ciudades latinoamericanas no están debidamente representadas a pesar de contar con edificios históricos que son patrimonio mundial. Tal es el caso de Santo Domingo, que sólo tiene un par de edificios representados tridimensionalmente en la aplicación Google Earth. Esta iniciativa pretende “poner en el mapa” la cultura arquitectura de República Dominicana y promover la replicación del modelo en otros centros urbanos de la región.
-CreaNexus: Para facilitar la protección de la creatividad
Esta iniciativa es un servicio de registro de obras e ideas para mantener el control de los derechos de autor. A través de una interface web amigable para el usuario pretende hacer sencillo el proceso de protección de obras creativas. De esta forma, los artistas, diseñadores o cualquier otro tipo de creadores, podrán dar de alta sus obras con identificadores de tiempo y certificados que legitimen su autoría.
En suma, estos proyectos nos muestran que las herramientas digitales permiten a las comunidades locales tener alcances globales y viceversa. En vez de enfrascarse en discusiones sobre la homogeneización de los contenidos culturales, habría que poner más atención en este tipo de iniciativas que demuestran que la red es un lugar tan diverso como las sociedades que la utilizan. A fin de cuentas Internet es un reflejo del ser humano.