El viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, manifestó que luego de este primer paso, esperan que la ONU enmiende «el grave error que cometió contra la cultura boliviana, al tipificar a la milenaria y sagrada hoja de coca como sustancia ilícita prohibida para su consumo desde 1961».
«El objetivo central y final del Gobierno es que nuestra hoja de coca sea excluida de la lista de sustancias ilícitas de la Convención de la Organización de la ONU (de 1961) y no se la siga penalizando» , afirmó Felipe Cáceres al aplaudir esta consulta sobre el akulliku, que consideró un “importante paso”.
En Ginebra, el Consejo Económico y Social de la ONU (Ecosoc) aprobó ayer, por consenso, iniciar el proceso de consultas y discusión sobre la despenalización del masticado de la hoja de coca con el argumento de que es «un derecho de los pueblos indígenas».
La iniciativa en el Ecosoc fue planteada por Bolivia en marzo pasado, que logró convencer de que el masticado de la hoja es una tradición de los pueblos andinos que nada tiene que ver con el posterior proceso de producción de cocaína. La despenalización del masticado de coca implica enmendar la Convención Única de Naciones Unidas sobre Estupefacientes, que data de 1961.
La comunidad internacional dispone ahora de 18 meses para examinar la pertinencia de la propuesta de enmienda. Luego de ese tiempo, en caso de existir oposición, se podría promover la convocatoria a una Conferencia Internacional para que los 192 países miembros de la ONU decidan finalmente si es que el masticado de la hoja de coca puede ser despenalizado.
«Creemos que es un reconocimiento inteligente a las tradiciones, culturales e históricas de los pueblos andinos fundamentalmente que han vivido apegados al cultivo, a la masticación, al consumo de la hoja de coca», afirmó ayer el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana.
Quintana declaró que el Gobierno se congratula porque sus políticas sobre la coca han tenido eco en las Naciones Unidas y «honran» la lucha de los movimientos cocaleros del país, de los cuales su máximo dirigente sindical es el presidente Evo Morales. La masticación de la coca es costumbre arraigada en la población campesina e indígena de Bolivia, así como su uso en infusiones o medicamentos en diversos sectores sociales del país.
No obstante, la hoja de coca contiene alcaloides que son aprovechados por el narcotráfico para la fabricación de cocaína, de la que Bolivia es un importante productor en la región.
Esta semana, el gobierno de Morales y la Unión Europea anunciaron el inicio de una serie de estudios nacionales, entre ellos una encuestas de hogares, para conocer cuál es el consumo real de la hoja con fines culturales, medicinales o industriales lícitos. Cáceres dijo que Bolivia demostrará que los bolivianos tienen la costumbre de acullicar (masticar) la coca y que la misma no provoca ningún efecto nocivo a la salud humana, «por el contrario el consumo en un 62,2% de la población, en especial de nuestros pueblos originarios, es saludable», subrayó.
«Ya no podemos seguir con viejos parámetros de los años 60 ó 70; las cosas han cambiado en América Latina y el mundo. Reconocer que la hoja de coca es parte de la cultura milenaria de algunos países como Bolivia, es un avance en el plano del debate internacional» , dijo el ministro de Gobierno, Alfredo Rada.
Con el impulso del Gobierno boliviano, se ha dado así inicio al proceso de enmienda de los incisos c y e del artículo 49 de la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, enmendada por el protocolo de 1972, que se refieren a que la masticación de la hoja de coca quedaría prohibida después de los 25 años siguientes a la entrada en vigor de la presente Convención. Dicho plazo culminó en el año 2001.
Dicho artículo señala textual: “1. Al firmar, ratificar o adherirse a la Convención, toda parte podrá reservarse el derecho de autorizar temporalmente en cualquiera de sus territorios: a) El uso del opio con fines casi médicos; b) El uso del opio para fumar; c) La masticación de la hoja de coca; d) El uso de la cannabis, de la resina de cannabis, de extractos y tinturas de cannabis con fines no médicos; y e) La producción, fabricación y comercio de estupefacientes mencionados en los apartados a) a d) para los fines en ellos especificados”. Bolivia logró la aceptación de la discusión de esos dos incisos de 54 países miembros del Ecosoc. «La enmienda que proponemos no es para que todos estén de acuerdo, sino para que los países donde tenemos esta práctica podamos preservarla».
*de Agencia EFE*