El triunfo de Bolsonaro podría convertir a Brasil en el paradigma del nuevo orden geopolítico y económico que planea instaurar el establishment neocon de EE.UU en América Latina y el Caribe. Dicho plan se basaría en lo económico en la absorción por la Alianza del Pacífico de las actuales estructuras económicas supranacionales (ALBA y MERCOSUR) y en lo político, en sustituir a los regímenes insensibles a los dictados de Washington (Venezuela, Nicaragua y Bolivia) por regímenes autocráticos.
¿Se está tejiendo la telaraña para asfixiar a Maduro?
Brasil juega un rol fundamental en el nuevo tablero geopolítico diseñado por EEUU para América Latina ya que le considera como un potencial aliado en la escena global al que podría apoyar para su ingreso en el Consejo de Seguridad de la ONU como miembro permanente con el consiguiente aumento del peso específico de Brasil en la Geopolítica Mundial tras la asunción por Brasil del papel de “gendarme de los neocon” en Sudamérica por lo que con Bolsonaro podríamos asistir a la entrada de Brasil en la OTAN como “socio global” como ya hiciera en su día Colombia, con lo que se estaría tejiendo la telaraña que intentará la invasión de la Venezuela de Maduro en el horizonte del 2020. Así, EE.UU. estaría aplicando en Venezuela la teoría kentiana del “palo y la zanahoria “ expuesta por Sherman Kent en su libro “Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana” (1949). En dicho libro, Kent afirma que “la guerra no siempre es convencional: en efecto, una gran parte de la guerra, de las remotas y las más próximas, ha sido siempre realizada con armas no convencionales: […] armas […] políticas y económicas”.
EEUU quiere evitar a toda costa la investidura de Maduro como nuevo Presidente en la certeza de que permanecerá en el Poder hasta el 2025 dada la división y falta de liderazgo de la oposición, por lo que procederá a la aplicación de sanciones al crudo venezolano para provocar el default o cese de pago. En este contexto deberemos incluir el anuncio de sanciones de la UE a Venezuela y de la posible retirada de todos sus embajadores en solidaridad con España tras la expulsión de su embajador. Asimismo, EEUU y 13 de los 14 países de corte neoliberal latinoamericanos integrados en la Carta de Lima (con la única excepción de México), han expresado su intención de no reconocer los resultados de las próximas elecciones, lo que convertiría el nuevo Mandato Presidencial de Maduro en un “paria internacional”, contando únicamente con el apoyo político de los países del ALBA.
Por otra parte, la Cuarta Rama del Gobierno de EEUU, verdadero Poder en la sombra que toma las decisiones en política exterior y de la que forma parte la petrolera Exon, declaró a la revolución chavista “enemiga peligrosa de EE.UU”. Así, tras una sistemática e intensa campaña desestabilizadora que incluyeron la drástica reducción de sus compras de crudo a Venezuela con el objetivo inequívoco de lograr la asfixia económica del Gobierno de Maduro aunado con un desplome de la producción de crudo venezolano estimado en 600.000 barriles para el 2018, la salvaje especulación para incrementar los precios, el desabastecimiento selectivo de artículos de primera necesidad y la amplificación en los medios de la creciente inseguridad ciudadana, el proceso de “acoso y derribo de Maduro” se completará con la petición al Ejército para que se erija en “salvador de la Patria” siguiendo el plan diseñado por la CIA.
Así, con Bolsonaro podríamos asistir a la entrada de Brasil en la OTAN como “socio global” como ya hiciera en su día Colombia, con lo que se estaría tejiendo la telaraña que intentará envolver al régimen de Maduro y de lo que sería paradigma la apertura conjunta con EEUU, Perú y Colombia de una base militar en pleno corazón del Amazonas, proyecto conocido con el nombre de Amazonlog 17 y que contando con la inestimable ayuda logística de Colombia (convertida en el portaaviones continental de EEUU) y de Brasil (devenido en el nuevo Gendarme neocon de Sudámerica), podría intentar finiquitar el legado chavista en el 2020. La excusa legal será la invocación de la Carta Democrática Interamericana que declara “que los pueblos de América Latina tienen derecho a la democracia y sus gobiernos tienen la obligación de promoverla y defenderla”, lo que permitirá a EEUU intervenir en cualquier país del llamado “patio trasero” cuando estime que “son negados los derechos universales o cuando la independencia de la justicia o la prensa esté amenazada” y contará con la inestimable ayuda logística de Colombia y Brasil, convertidas en los portaaviones continentales de EEUU para lograr que Venezuela vuelva a la senda de las “democracias tuteladas por EEUU”.