Al menos 700 turistas y varias decenas se trabajadores tuvieron que ser evacuados rápidamente de la zona, declarada reserva de la Biosfera por la Unesco, y hasta donde llegan en los meses del verano austral unos 130 mil visitantes, la mayoría europeos.
Cuando el mandatario chileno ofrecía la conferencia de prensa, los expertos calculaban en unas 8.500 las hectáreas de bosque nativo y matorrales destruidos. Tres horas después, el incendio ya afectaba a más de 9.000 hectáreas y se temía por la fauna existente en el lugar.
Allí, en una rueda de prensa afirmó que su Gobierno declaró «zona de catástrofe» a la Patagonia chilena con el fin de multiplicar la ayuda que sea necesaria para acabar con el siniestro y que se pidió, asimismo, ayuda internacional urgente a EE.UU., Australia y Argentina.
En el lugar del incendio trabajan cerca de dos centenares de efectivos, incluidos 115 bomberos de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), soldados del Ejército y voluntarios argentinos, con apoyo de helicópteros. Los expertos, sin embargo, consideran que la cantidad de personas que combaten el fuego es insuficiente para un incendio de esta magnitud.
En la zona habita el huemul chileno, un ciervo autóctono poco conocido, que forma parte del escudo nacional, y muchas especies que no se encuentran en ningún otro punto del planeta y que están en peligro de extinción desde hace varias décadas.