El pasado 17 de diciembre, se llevó a cabo una importante sesión informativa ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que se centró en la evolución de la situación en Kosovo, editada por Jean-Pierre Lacroix, subsecretario general para operaciones de mantenimiento de la paz (las Peacekeeping Operations) de las Naciones Unidas.
El informe se produjo tras el colapso de las relaciones bilaterales entre Serbia y Kosovo y el deterioro de la situación política en la región, causado por la reciente decisión del parlamento de Kosovo de formar un ejército nacional, transformando la actual FSK (Fuerzas de Seguridad de Kosovo) en un ejército real. Se trata, en palabras del jefe de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, de un factor de «mayor deterioro de las relaciones entre Belgrado y Pristina».
La decisión tomada por el parlamento kosovar, que también tendrá que perfeccionarse en una serie de pasos adicionales y requerirá no poco tiempo para ir a régimen y ser definitivamente perfeccionada, sigue siendo, sin embargo, muy seria y preocupante. Con la disposición adoptada el 14 de diciembre pasado, de hecho, las FSK actuales ven sus tareas y mandatos extendidos, se ven asignados a la tarea de defender la soberanía y la integridad de Kosovo y están autorizados a utilizar la fuerza armada. En última instancia, estará compuesta por 5,000 efectivos y 3,000 reservistas, tendrán instalaciones y estructuras de una propia y verdadera fuerza armada, y podrán participar en misiones militares internacionales. En otras palabras, se convertirán en un verdadero ejército, un nuevo tema en el sistema de militarización, en el corazón, sin embargo, de los Balcanes Occidentales.
Todo en un contexto de tensión, siempre potencialmente explosivo. En la sesión informativa ante el Consejo de Seguridad, se recordó ya que el pasado 21 de noviembre la tensión había aumentado, luego del anuncio de las autoridades kosovares de imponer unilateral y arbitrariamente nuevos aranceles a los productos procedentes de Serbia y Bosnia, incluso diez veces mayor, llevándolas del 10% al 100%. En respuesta, los alcaldes de los cuatro municipios de mayoría serbia del norte de Kosovo anunciaron su renuncia y los consejos municipales han interrumpido las comunicaciones oficiales con Pristina.
En la reconstrucción llevada a cabo por Jean-Pierre Lacroix, las intenciones de las autoridades kosovares, con respecto a la creación de una nueva fuerza armada en la región, se aclararon a través de una declaración que anunciaba el «derecho de Kosovo» a adquirir «un Ejército, una fuerza profesional multiétnica, construida según los más altos estándares de la OTAN». Sin embargo, en la iniciativa kosovar, la propia OTAN ha respondido, con palabras del secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, quien declaró su decepción por el hecho de que «la decisión de iniciar un cambio en el mandato de la Fuerza de Seguridad de Kosovo fue tomada a pesar de las preocupaciones expresadas por la OTAN» y agregó que «todas las partes deben asegurarse de que la decisión de hoy no aumente aún más las tensiones en la región».
Serbia calificó la iniciativa unilateral de Kosovo como un acto de «agresión política» e instó a la KFOR, la fuerza multinacional de la OTAN ya presente en la región, a disuadir a cualquier tipo de «Ejército de Kosovo» de operar. La confusión y la tensión se encuentran entonces en esta nueva y grave violación del derecho internacional. La resolución 1244 de 1999 es clara al reafirmar «el compromiso de todos los Estados miembros con la soberanía y la integridad territorial de la República Federativa de Yugoslavia [hoy Serbia], para decidir «el despliegue en Kosovo de una presencia internacional civil y de seguridad bajo los auspicios de las Naciones Unidas» y para establecer «el desarme del KLA y otras fuerzas militares de los albaneses de Kosovo». En cuanto a la mencionada «tarea de defender la soberanía de Kosovo», es la misma resolución 1244 que contempla la «organización de una administración interina para Kosovo, en virtud de la cual la población de Kosovo ejerce una autonomía sustancial dentro de la República Federal de Yugoslavia [hoy Serbia]».
No es sorprendente que el mismo día, 14 de diciembre, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, «notara con preocupación» la adopción de las reglas sobre el «Ejército de Kosovo», reiterando que solo la KFOR es responsable de asegurar un ambiente seguro en la región, invitando a todas las partes a abstenerse de cualquier acción que pueda aumentar las tensiones. Como recordó Jean-Pierre Lacroix, «la misión de la ONU en Kosovo (UNMIK) se centra en crear una confianza intercomunitaria, esencial para la normalización a largo plazo de las relaciones entre Belgrado y Pristina».
Traducido del italiano por María Cristina Sánchez