Guatemala exigió una profunda investigación para averiguar las causas de la muerte de una niña migrante en un centro de detención de EE.UU.
Mediante un comunicado, el procurador de Derechos Humanos de Guatemala, Jordan Rojas, exigió el viernes una investigación por parte de las autoridades consulares en Estados Unidos para verificar el trato y la atención de salud brindada a una niña guatemalteca de siete años desde que fue custodiada por la patrulla fronteriza estadounidense.
Rojas catalogó la muerte de la niña Jackeline Caal bajo la custodia de las autoridades estadounidenses de “una lamentable muestra de la indolencia y falta de visión política de los gobiernos de la región”.
“El derecho a la seguridad y la vida tienen que ser la finalidad principal de las autoridades”, subrayó ante este hecho.
Además, instó a los Estados latinoamericanos a unir esfuerzos para que los migrantes tengan un tránsito y destino seguros, además de modificar las causas que alientan el éxodo de miles de latinoamericanos.
Mientras tanto, el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se lavó las manos y negó el viernes cualquier responsabilidad en la muerte de la menor que sufría deshidratación y que había cruzado con su padre irregularmente la frontera desde México.
La Casa Blanca describió lo sucedido como una “situación trágica” y “horrenda”, pero evitó asumir cualquier responsabilidad y, de hecho, aprovechó para instar a la oposición demócrata en el Congreso a aprobar las leyes que ha pedido Trump para “desincentivar” la llegada irregular de inmigrantes.
La niña, de origen guatemalteco, fue capturada por la patrulla fronteriza de Estados Unidos cuando cruzaba la frontera, indocumentada y acompañada de sus padres. La menor llevaba días sin comer ni beber, lo cual provocó que comenzase a convulsionar unas ocho horas después de haber sido detenida, con lo que fue trasladada en helicóptero a un hospital en el que falleció el jueves.
El presidente de EE.UU. ha aplicado un enfoque inhumano hacia los migrantes indocumentados, a los que califica de delincuentes. De acuerdo con un informe del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, la patrulla fronteriza arrestó a más de 50 000 inmigrantes solo en el pasado mes de noviembre, un nuevo récord desde que Trump llegó a la Casa Blanca.