El nuevo Atlas de Migración elaborado por la Comisión Económica para América Latina y El Caribe, CEPAL y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, FAO, para el norte de América Central muestra que la mayoría de los migrantes de los países del Triángulo del Norte -Guatemala, Honduras y El Salvador- provienen de áreas rurales.
El informe, que analiza las principales características de la migración en la subregión, se presentó ayer en una conferencia de prensa en el marco de la Conferencia Intergubernamental sobre el Pacto Mundial por la Migración.
«La masiva migración irregular que hemos visto en los últimos meses es una consecuencia directa de la inseguridad alimentaria, las crisis climáticas, la erosión del tejido social y la falta de oportunidades económicas en las aldeas y territorios rurales de estos países», explicó Kostas Stamoulis, Subdirector General del Departamento de Desarrollo Económico y Social de la FAO en el lanzamiento del Atlas.
Según el informe, entre 2000 y 2012 hubo un aumento sustancial, de casi un 59%, en el número de personas que emigran de Guatemala, Honduras y El Salvador.
“Hemos visto imágenes de multitudes de personas que huyen de la desesperación. Muchos han optado por recorrer tres mil setecientos kilómetros con sus hijos sobre sus espaldas, cruzando dos o tres fronteras, bajo lluvias torrenciales, vadeando ríos tropicales, en lugar de quedarse en sus lugares de origen”, dijo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
¿Por qué? La pobreza y el desempleo son factores fundamentales, explicó Bárcena, especialmente la pobreza rural. “El 77% de los habitantes rurales en Guatemala son pobres, y la pobreza en Honduras afecta al 82% de los habitantes rurales”.
Según el informe, la violencia y la inseguridad también son factores importantes que impulsan a las personas a emigrar, así como la reunificación familiar: las personas viajan para huir de la inseguridad o para reunirse con sus familias.
La tercera causa principal de la migración es el cambio climático: “No hay dudas de que el cambio climático está jugando un papel muy importante. La FAO ha demostrado que las plantaciones de café y maíz se han visto afectadas por el cambio climático y son cultivos básicos para estos países”, explicó Bárcena.
Una fuerte relación entre zonas rurales y migración
Según el informe de la CEPAL- FAO, existen profundos vínculos entre el mundo rural y las tendencias actuales de migración: dos tercios de los menores no acompañados de El Salvador provienen de áreas rurales; un poco más de la mitad de las remesas enviadas a Guatemala por los migrantes van a hogares rurales; solo el 11% de los retornados de Honduras y el 15% de México regresan a las ciudades, el resto regresa a las áreas rurales.
“Los territorios rurales de El Salvador, Guatemala, Honduras y México definitivamente pueden apoyar los medios de vida de la mayoría de las familias que hoy están bajo presión para irse. Decimos esto porque sabemos que es verdad, por la experiencia de muchos países del mundo que, con el apoyo de la FAO y otros socios, han revitalizado sus áreas rurales”, afirmó Kostas Stamoulis.
La CEPAL y la FAO pidieron a los países que creen las condiciones para que las familias rurales tengan el derecho a decidir si quieren irse o quieren quedarse.
“¿Es mejor, más efectivo, resolver este problema en el origen, en las aldeas y territorios rurales, o es preferible lidiar con las consecuencias?”, se pregunta Stamoulis. “Sabemos que es más efectivo resolver el problema promoviendo la seguridad alimentaria, la resiliencia al cambio climático, las organizaciones comunitarias y el desarrollo rural”.
“La migración ha sido parte del desarrollo desde tiempos inmemoriales, es una fuerza positiva para el desarrollo de las naciones. No proponemos que se deba retener a todos los habitantes rurales en sus territorios para siempre, pero sí proponemos que la migración debe ser una elección voluntaria y no una decisión forzada por condiciones intolerables de desesperación y abandono”, concluyó Stamoulis.