«Este problema implica una responsabilidad compartida y estamos trabajando con socios en todo el continente para aumentar la seguridad de los ciudadanos», aseguró el mandatario al periódico La Nación en un cuestionario que respondió por escrito.

El gobernante estadunidense reconoció que «las organizaciones delictivas transnacionales, muchas de las cuales son alimentadas por el tráfico de drogas, han destruido demasiadas vidas y comunidades en toda la región».

La demanda de estupefacientes, añadió, «incluso en Estados Unidos, fomenta esta crisis. Por eso nos hemos enfocado en reducir el uso de drogas» y «desarrollado una nueva estrategia que apunta a reducir la demanda de drogas a través de la educación».

Reconoció que «no vamos a lograr nunca ganarles la partida a los cárteles y a las pandillas, a menos que también enfrentemos a las fuerzas sociales y económicas que alimentan la criminalidad».

Detenciones se llevaron a cabo en el condado de Lake, en el centro del estado de Florida, durante la operación «Manteniendo nuestras calles seguras» , dijo el alguacil de esa zona, Gary Borders, en una conferencia de prensa.

Otras medidas, aseguró Obama, se centran en el fortalecimiento de los sistemas de justicia de menores y en invertir en programas de prevención del delito y las drogas.

Un total de nueve equipos policiales fueron enviados a localizar y arrestar a 111 personas buscadas por las autoridades y gran parte de los detenidos tenían antecedentes penales por robo, droga y delitos de violencia.

Estudios arrojan que el 67% de la población de los Estados Unidos en algún momento de su vida ha consumido algún tipo de droga ilegal.

«Estas investigaciones conjuntas no solo intentan limpiar nuestras comunidades de elementos criminales que amenazan la calidad de vida de todos los ciudadanos, sino también enviar un claro mensaje de que al tráfico de drogas no le será permitido que controle nuestras calles y vecindarios», advirtió el alguacil.

El texto de la Comisión Global de Políticas de Droga indica que EE UU ha usado el conflicto para preservar su dominio en América Latina y el Caribe, atacando a movimientos guerrilleros, gobiernos revolucionarios y procesos de integración surgidos en la región.