Gran tensión ayer, 16 de octubre durante el registro de las instalaciones de France Insoumise en París. Los diputados y los fiscales se enfrentaron e hicieron contacto físico.
Los allanamientos se llevaron a cabo sobre la base de dos investigaciones diferentes relativas a sospechas sobre los fondos de la campaña electoral de 2016 y la supuesta irregularidad en la utilización de asistentes en el Parlamento Europeo.
Mélenchon, enojado por lo que considera una intimidación política, está siendo investigado por haber solicitado y presionado a un fiscal.
El propio Mélenchon, tras haber sido ya registrado en su casa esa mañana, junto con una docena de otros miembros del mismo partido, encontró las puertas de su sede cerradas por agentes del ministerio público.
El periódico LeMonde afirma que el procedimiento se ha respetado perfectamente y que no existe ninguna conspiración.
En los últimos meses, la fiscalía, que reivindica su independencia, ha llevado a cabo investigaciones contra varios partidos políticos: Front National, MoDem, La République en Marche del propio Macron, en el caso Benalla. Mélenchon sostiene que la República y el Estado democrático están en peligro por la acción de la policía política.
François Ruffin, miembro del Parlamento de France Insoumise en el distrito de Somme, subrayó la diferencia de trato de los distintos sospechosos.
El Gobierno del Presidente Macron, que en este momento de la historia se encuentra en el nivel más bajo de consenso, tanto después del «caso Benalla» como debido a la difícil situación internacional y europea, ha llevado a cabo recientemente una remodelación, sustituyendo a varios miembros clave del ejecutivo. En mayo también tendrá que enfrentarse a difíciles elecciones europeas en Francia, que sus oponentes políticos tienden a convertir en referéndums sobre su trabajo.