por Jorge Luna

En su discreto entierro la semana pasada, Jaña recibió honores militares a cargo de un capitán de Ejército al frente de una pequeña comitiva, así como el homenaje de sus familiares y amigos, pero el hecho fue prácticamente ignorado por los medios nacionales de prensa.

El destacado defensor de los derechos humanos Eduardo Contreras aseguró este viernes que «no se hablará de Jaña ni de tantos otros militares constitucionalistas, lo que sería tan necesario en un tiempo como el presente, cuando lo de Honduras puede ser algo más que un hecho aislado».

«Ninguna calle llevará su nombre, no al menos por ahora», se quejó Contreras, también columnista del semanario El Siglo, quien fue su amigo durante el exilio de ambos en México y otros países.

Con unas Fuerzas Armadas todavía no liberadas del todo de la herencia de la dictadura, de seguro que ni en los cuarteles ni menos en público, el Comandante en Jefe del Ejército hablará de su hombría y rectitud, ni le señalará como ejemplo de soldado del pueblo y de un demócrata insobornable, agregó.

El día del golpe de Augusto Pinochet en septiembre de 1973, Jaña era el jefe de la plaza de la sureña región de Talca, pero se negó a ejecutar órdenes superiores y a integrar el Consejo de Guerra que dispuso el fusilamiento del intendente socialista Germán Castro.

Dos semanas más tarde, Jaña fue destituido y encarcelado por «incumplimiento de deberes militares», sometido a Consejo de Guerra, torturado y condenado a cinco años de prisión, tras lo cual emigró a Holanda.

En el exilio fue activo en la Organización de Militares Democráticos de América Latina y el Caribe (OMDELAC).

Jaña fue autor del ensayo «Prats, el militar», sobre el ex Comandante en Jefe del Ejército chileno, general Carlos Prats, asesinado junto a su esposa Sofía Cuthbert en Buenos Aires, en 1974 por agentes del régimen de Pinochet.

Pocos días después de su muerte a los 83 años de edad, se proyectó en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, de Santiago, un documental titulado «Desobediencia», del que Jaña es uno de los tres protagonistas principales.

La cinta, del director chileno Patricio Henríquez, radicado en Canadá desde 1973, narra la historia de tres militares que se rebelaron ante órdenes de matar: el soldado norteamericano Camilo Mejías, el reservista israelí Igal Vega y el ex coronel chileno Efraín Jaña.

La proyección de ese documental sobre tres hombres en tres situaciones distintas, pero unidos por sus convicciones humanitarias se convirtió también en un homenaje a Jaña de parte de los asistentes al seminario académico «Ética, obediencia debida y Fuerzas Armadas».

Acudieron, junto a los cinco hijos de Jaña, Ángela Jeria, viuda del general constitucionalista Alberto Bachelet y madre de la presidenta Michelle Bachelet, entre otras personalidades civiles y militares.

En la ocasión, Francisco Vergara, rector de la universidad, destacó que la vida de Jaña constituye «una lección de desobediencia frente al rechazo de toda orden, norma o exigencia que obligue a torturar, asesinar o violar los derechos humanos».