Con el eslogan «Por la soberanía de los pueblos», distintos grupos han convocado una serie de acciones en concomitancia con la jornada mundial de manifestaciones pacíficas, que ha sido convocada en más de 500 ciudades de 52 países, para denunciar a Monsanto, la compañía estadounidense de pesticidas, herbicidas y transgénicos con mayor presencia en todo el planeta.
En el caso de Madrid, colectivos de diferentes países junto a miembros del movimiento 15M, han llevado adelante una manifestación, en la que se ha denunciado la expansión de los alimentos transgénicos, se han reivindicado los derechos de los pueblos originarios y se ha exigido que los gastos militares sean para usos sociales.
La tarde comenzó con una “boda entre Monsanto y Cañete”, en directa alusión a la estrecha relación entre este gigante de los alimentos modificados y el Ministro de Agricultura español. Alrededor del 65% de los cultivos en España son modificados o tratados químicamente, lo que afecta a la salud humana y es negativo para el medio ambiente, como se viene denunciando.
Y después de la manifestación que ha recorrido las calles del centro de la capital española, en la misma Puerta del Sol se ha contado de modo lúdico la historia del continuado expolio a los pueblos.
En el caso del estado español, estos actos han sido el contrapunto a las celebraciones militares en esta jornada todavía festiva a nivel nacional, que busca –suponemos- mostrar el orgullo del imperio que fue un día este país, queriendo olvidar la bancarrota económica y social en la que está inmerso y desviando fondos a la conmemoración de un genocidio mientras, de seguir así, están generando otro.
No ha llegado el día pero esperamos que sea pronto cuando sea reconocida la deuda histórica que los reinos europeos de la época tienen con los países del continente americano.