El sábado 5 de octubre de 1988 es y será una fecha emblemática para el país. Algunos celebran, otros se lamentan, pero lo cierto es que aquél día quedará inmortalizado en los libros de la historia de Chile como el fin de la dictadura y el inicio de la transición a la democracia. A continuación, algunos relatos de Humanistas que participaron en la campaña del NO.

El ambiente en las calles de Santiago y de todo el país era tenso, el pueblo debía decidir entre la opción Sí, que significaba ocho años más bajo la dictadura de Augusto Pinochet o el NO, que buscaba una salida rápida y eficaz para volver al sistema democrático. 7.251. 933 personas que representaron el 97.53% del universo electoral habilitado, sufragaron aquél día, el resultado fue el siguiente: “No: 53,31%; Sí: 44,34%”. 

 

La campaña comenzó en 1987, cuando integrantes del Partido Humanista desplegaron todos sus esfuerzos, sacrificando horas de sueño y exponiendo sus vidas por derrocar al Régimen. Joaquín Arduengo, uno de los fundadores del Partido, recuerda aquellos momentos:

“Recorrimos Chile entero, de Arica a Magallanes, parábamos en pensiones y muchos gente dormíamos en sacos de dormir, en condiciones muy precarias, pero con la fuerte convicción de que íbamos a poder conseguir las firmas que requeríamos para poder legalizar el Partido Humanista. Fuimos el primer Partido que se legalizó en Chile. Muchos nos acusaban de ser cómplices de la institucionalidad de la dictadura, otros no se atrevían a recolectar firmas por temor. Otros partidos comenzaron este proceso mucho después que nosotros y se dieron cuenta, debido a nuestra acción, que era posible vencer la dictadura. Creo que para esa época se dio un ejemplo brillante de que se puede vencer la violencia y la injusticia mediante la organización política y social.”

“Cada Humanista cumplió un despliegue enorme, explicando en cada casa que esas firmas iban a permitir derrotar a la dictadura sin violencia. En mi caso, en ese tiempo trabajaba en una empresa en la que pedí permiso sin goce de sueldo por dos meses y recorrí desde Santiago hasta Puerto Montt, organizando grupos y trabajando junto a mi amigo, José Gabriel Feres, a mi pareja y a tantos otros a los que agradezco tan hermosos días. Para el día del plebiscito tenía una citroneta y escondí las planillas de apoderados que certificaban las votaciones, en el entre piso del auto, había militares por todos lados, efectuando controles, me revisaron, pero por fortuna no se les ocurrió buscar debajo de las gomas.”

Las horas pasaban y la información oficial sobre los resultados no llegaba. En medio de rumores que hablaban del desconocimiento del triunfo del NO por parte de Pinochet, el entonces subsecretario del Interior, Alberto Cardemil, recuerda aquél episodio en una entrevista publicada por José Barriga:

“A las 22:45 horas tuve información fidedigna del triunfo del No y le pedí una audiencia al Presidente de la República. El general Pinochet bajó a mi despacho y yo le informé que el plebiscito se había perdido, le di cuenta pormenorizada de toda la información consolidada regional. Él me preguntó específicamente: “¿Y en Iquique también perdimos?”. Yo le contesté: “Sí, Presidente, al igual que en Santiago, en Concepción, en todo el país…”. Mucha lágrima, mucho crujido de dientes entre quienes éramos partidarios del Sí. Mucha alegría en los del No.”

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Mientras los partidarios de Pinochet se replegaron en sus casas, las calles de Santiago cambiaron radicalmente. La eterna espera se reemplazó por un emotivo despliegue de adherentes del NO. Tal como lo recuerda el ex presidente del Partido Humanista, Efren Osorio: 

”Éramos 15 jóvenes veinteañeros. Recuerdo los apagones de la noche anterior, al día siguiente, fue algo increíble ver cómo la gente llegó tempranito con sus banderas y mucho material. Ver a un pueblo organizado fue increíble. Finalmente, cuando se confirmó el triunfo, hubo mucha alegría, júbilo y abrazos. Fue algo maravilloso.”

Hoy, 25 años después, aquél día sigue siendo recordado, no sólo por la antiguas generaciones, sino también por quienes han ejercido el liderazgo del nuevo escenario político:

“La posibilidad que el pueblo organizado, sin violencia en su mayoría, puede generar grandes logros. Si bien nosotros somos muy críticos de esta seudo-democracia, esto no quita la importancia del 5 de octubre de 1988. Fue construido por la gente, si bien luego hubo negociados, ese día lo forzó y lo ganó la gente.  Lo que resalta la importancia de la Memoria que sigue vigente en nuestro país. Se ganó de manera limpia y masiva. Esa misticidad empapó a las nuevas generaciones. Hay una historia para atrás de Movimientos Sociales que se reflejan hoy con la misma alegría”, agregó el actual Presidente del Partido Humanista, Danilo Monteverde.

El Partido Humanista estará presente en dos marchas conmemorativas por 25 años del plebsicito. A las 10:30 de la mañana se realizará la “Gran Marcha Familiar por el Fin de las AFP” y a las 14:00 se marchará por la “Diversidad Sexual”, ambos temas heredados de la Constitución de 1980.