Las protestas provocaron en particular problemas en el transporte, en especial en las líneas ferroviarias.
La última manifestación convocada en Francia por cinco grandes centrales se realizó en noviembre del año pasado, en una protesta contra la reforma de las pensiones.
Los paros que se realizaron en los transportes públicos y en otros sectores como la educación o la energía causaron poco impacto en los usuarios, con excepción de los ferrocarriles, dado que se cancelaron los viajes de un tercio de los trenes de alta velocidad y de hasta más de la mitad de los de mediana distancia.
En cambio, circularon con normalidad la mayoría de los trenes internacionales, entre ellos los de alta velocidad de la línea París-Figueres-Barcelona y los Talgo nocturnos.
La compañía ferroviaria SNCF afirmó que la adhesión al paro fue de un 20,57% al final de la mañana y el ministerio de Educación calculó un 2,5% de huelguistas en la educación primaria.
Los dos centenares de marchas a las que llamaron en todo el país la Confederación General del Trabajo (CGT), la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), la Federación Sindical Unitaria (FSU), la Unión Nacional de Sindicatos Autónomos (UNSA) y Solidarios no estuvieron muy concurridas.
En París, varios miles de personas acudieron a una manifestación que se desarrolló entre las plazas de la República y de la Bastilla.
El secretario general de la CFDT, François Cherèque, señaló que el objetivo de las centrales no era bloquear el país, sino más bien llevar a cabo una acción «simbólica» para dar a conocer sus reivindicaciones, y en especial el lema de la jornada: «No a la austeridad».
La consigna está dirigida en particular contra el paquete de medidas de ajuste anunciadas por el primer ministro, el conservador François Fillon, el pasado 24 de agosto, un plan para recortar entre 2011 y 2012 unos 12.000 millones de euros adicionales de déficit.
Para los sindicatos, esos recortes son injustos y lo que habría que hacer es aplicar estímulos al poder adquisitivo.
En el terreno de los salarios, entre los principales puntos de preocupación está el congelamiento del índice de revalorización de los salarios y un incremento de las tasas de las mutuales de sanidad que elevará entre un 2% y un 5% las cuotas de los asegurados