El gobierno de Chile acaba de promulgar una ley destinada a posibilitar que toda mujer trabajadora con hijos de menos de dos años puedan llevarlos a una sala cuna. Se trata de un importante logro que se estuvo persiguiendo por mucho tiempo y que recién hoy logra cristalizarse. Esta ley ha sido presentada por una de sus ministras como una de las reformas más emblemáticas del gobierno encabezado por Piñera.
No es para menos considerando que si desde 1973, cuando fue derrocado el gobierno de Allende, las mujeres trabajadoras vieron cercenados muchos de sus derechos en estas materias, los que han podido recuperarse tan solo parcialmente desde 1990. Si desde entonces no han podido consolidarse ha sido porque cada vez que se proponía desde los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría lo que hoy se promulga, la derecha se oponía una y otra vez apelando a la responsabilidad fiscal así como a no elevar los costos laborales en las empresas privadas.
Sin embargo hoy, el propio Presidente de la República ha afirmado que “hay que compartir de forma justa el costo” y refiriéndose al artículo 203 del Código del Trabajo que estableció la obligatoriedad de la prestación de los servicios de sala cuna a quienes contrataban a 20 o más trabajadoras sostuvo: “Vamos a eliminar esta discriminación. Hoy día solamente los empleadores que contrataban tenían que pagar este costo, los que no, se iban absolutamente gratis”. ¡A la hora que viene a percatarse! Más vale tarde que nunca.
Lo curioso es que esta discriminación la impuso la propia derecha para no encarecer los costos de las micro, pequeñas y medianas empresas. Discriminación que dejó fuera de la posibilidad de acceder a los servicios de salas cuna a todas las trabajadoras de estas empresas. Con ello se excluía a más del 70% de las mujeres trabajadoras de este país, las que ahora, si es que no viene con letra chica, se verían beneficiadas.
Algo similar ocurrió bajo el gobierno anterior de Piñera con el tema de la extensión de los permisos pre y postnatal, así como la exención del 7% de cotización de salud para los adultos mayores con bajos ingresos. Si estas acciones las realiza la izquierda serían populistas, pero viniendo de la derecha, parecen no serlo. El mundo al revés, tal como Trump imponiendo aranceles y el máximo gobernante de la China comunista defendiendo el libre comercio.
La verdad es que la nueva ley de sala cuna universal, asumiendo que no hay gato encerrado, no hace sino poner las cosas en su lugar. El empresariado debe estar ariscando la nariz, y como siempre lo ve como un impuesto al trabajo. Impuesto que inhibiría la creación de nuevos puestos de trabajo, que por lo mismo, alentaría la cada vez mayor informalidad que se observa en el mercado laboral, sin visualizar los enormes beneficios de todo orden que puede generar.