La conocida protesta *‘Ocupa Wall Street’*, empezó hace una semana en el
centro financiero de Nueva York. Unas 200 a 300 personas han dormido cada noche desde el
17 de septiembre pasado en el parque Zuccotti, nombrado ahora como plaza de la Libertad, en
protesta contra la situación económica y política que se vive en los Estados Unidos.
En uno de los
comunicados elaborado en la semana se afirma que *»Somos el 99% de la población y estamos
tomando medidas para apropiarnos de un futuro que está embargado»*, con lo que intentan dar a
conocer sus objetivos, semejantes a los de otras acampadas-protestas de España, Grecia, Israel.
Pero, el sábado pasado por la mañana, el lugar llegó a superar el millar de personas y emprendió
su marcha pacífica por Nueva York, sin la autorización local correspondiente; iban en dirección
a Union Square, una de las plazas más céntricas y archiconocidas de la ciudad, en donde los
ciudadanos pueden apreciar mejor el fenómeno de la protesta que en el limitado distrito financiero.
Pero, antes de que llegar, explican, la policía los rodea y comienzan los arrestos, sin más y de
forma violenta. Sabían bien a quien llevarse. Primero a los del equipo de prensa y audiovisuales,
y también a todos los que han dirigido de algún modo las asambleas diarias. Se trata de un grupo
humano formado principalmente por jóvenes estudiantes y desempleados, pero donde no faltan
profesores universitarios, jubilados, sindicalistas y gente de todo tipo, obviamente, y procedentes
de diversos lados.
Agregan que *‘ha sido una acción muy violenta y desproporcionada, porque la actitud de la marcha
era absolutamente pacífica’* y, por su lado, la policía de Nueva York declara a la agencia AP que
la mayoría de las detenciones se han producido por bloquear el tráfico. Claro que mucho de esta
acción policial ha quedado filmada. Así que puede apreciarse lo que realmente hacen.
Y no todo es esto, pues por una parte este grupo de entusiastas consigue que comiencen
acampadas en otros puntos del país, como en Chicago; pero, por otro lado, empieza otra
pesadilla: al anochecer unas 600 personas celebraban una asamblea completamente rodeados de
agentes y con más de veinte furgonetas policiales apostadas en la vecina Broadway.
Resulta que han cambiado – según explican – el inusual estatus de esta plaza Zuccotti, que es
propiedad privada pero de uso público y con reglas distintas a las plazas municipales (donde no
se puede acampar y menos de noche), lo que impedía expulsaran a los activistas. Entonces, por
la mañana quitan la placa con el nombre de la plaza y ponen otra que dice explícitamente que se
prohíbe tirarse al suelo, usar bolsas de dormir, instalar tiendas de campaña, disponer de mesas y
bancos para poner cosas, o sea, impiden todo lo que se está haciendo. Lo cual no parece augurar
nada bueno a los activistas.
Además, quienes han visto los arrestos cuentan que, estos agentes son malísimos, están como
deshumanizados, son del tipo militar. Pero ya ha corrido la voz y la noticia de los arrestos llega
a la prensa -por vez primera en toda la semana los grandes medios de EEUU relatan la protesta
– y la gente sigue uniéndose a la manifestación, mientras surge el temor de ser desalojados
por la madrugada, cuando la gente que apoya se retire. Sienten no obstante que a pesar de
la agresividad policial la actitud de los participantes sigue positiva, con la moral alta y seguirán
alertas; hay que resistir, se plantean, y estar en vigilia por la noche.
Por las redes sociales informan del arresto. Envían mensajes como: *‘Vamos en un autobús unos
cincuenta, esposados, avisando de un ¡ARRESTO MASIVO ILEGAL!!… o, sabemos que hemos
de seguir siendo fuertes, puesto que incluso ESPOSADOS nos podemos comunicar, con esta
tecnología sencilla’*, y cosas semejantes. Lo nunca visto.
Sin duda algo ha empezado en *‘la gran manzana’*, ¿se caerá como la de Newton (por su propio peso)?.