Transcribimos a continuación el comunicado:

La iniciativa de crear un estado Palestino volviendo a la resolución 242 de 1967, significa desmantelar los asentamientos en Cisjordania y que se recuperen bajo el control palestino sectores sagrados.

Pocos son los que creen en la viabilidad del proyecto y consideran el apoyo de los países europeos como un acto de demagogia porque esa iniciativa no es viable dada la “realidad” interna de Israel.

El actual Secretario General de la ONU -como los anteriores desde hace 40 años- muestra un apoyo ambiguo a una resolución que, todos lo saben, estará amenazado por la posibilidad de veto en el Consejo de Seguridad.

Más de 120 países ya han reconocido de hecho o de derecho el Estado de Palestina en este momento, mientras que muchos otros han trabajado por una solución política del conflicto palestino-israelí desde su apoyo a la iniciativa palestina. En todos los casos estos apoyos están basados en las resoluciones de la ONU, para garantizar la paz y la estabilidad de los pueblos y estados de la región, incluido el Estado de Palestina.

La búsqueda de un marco aceptable se ha visto dificultada por Israel y Estados Unidos que pusieron trabas durante gobiernos de distinto signo. Hoy, Netanyahu tampoco toma iniciativas que permitan la reanudación de las negociaciones políticas en un marco aceptable para los palestinos.

En 1994 Palestina vino a Naciones Unidas y no obtuvo resultados prácticos. Hoy, ante una situación que se ha tornado insostenible por el estancamiento del proceso, la falta de respuestas internacionales y el bloqueo impuesto por Israel sobre Palestina, este estado de hecho según lo considera la ONU vuelve a dirigirse a este organismo y, a través de él, a la comunidad internacional para reclamar su status como estado independiente de pleno derecho. Es pertinente: sólo le piden a la ONU que cumpla con sus resoluciones.

No obstante la lógica anterior, la independencia ha sido imposible por los vetos de EEUU en el Consejo de Seguridad. Este hecho deja claro que la Organización de Naciones Unidas no tendrá peso alguno mientras haya países de primera -en el Consejo de Seguridad, los que tienen derecho a veto- y el resto sea una comparsa que convalida.

En los hechos la Asamblea ya ha asumido a Palestina, más allá de los vetos: desde 1988, la Asamblea General utiliza la denominación Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como sinónimo de Estado Palestino.

La Carta de la ONU establece que la aceptación como miembro de un nuevo Estado necesita de la decisión de la Asamblea General basada en la recomendación del Consejo de Seguridad, una medida entendida en la necesidad de equilibrar fuerzas durante la Guerra Fría. Si algún miembro del Consejo de Seguridad ejercitase su veto, debería convocarse una sesión extraordinaria de la Asamblea General, en virtud de la resolución 377 de 1959, para que en caso de bloqueo por veto se salvaguarde la paz.

Estados Unidos ha adelantado que vetará el ingreso de Palestina, lo que torna urgente la redefinición de los requisitos para aceptar nuevos miembros y la disolución del Consejo de Seguridad o, cuando menos, la anulación del derecho a veto por anacrónico.

Desde nuestra fundación, los humanistas hemos apoyado la existencia del Estado de Israel y del Estado Palestino, en la certeza de que la solución del conflicto es la existencia de los dos estados independientes y soberanos. Por lo tanto, la acción que se desprende de esa posición política es la de reclamar en cada país donde actuamos que los gobiernos apoyen la postura Palestina. Como hemos expresado, denunciamos la hipocresía del Consejo de Seguridad que se finge democrático mientras que esgrimen el veto como instrumento de poder de quienes se sienten los amos del planeta.