Los trabajadores de los restaurantes de comida rápida están en huelga en 60 ciudades estadounidenses en la mayor protesta —en una campaña que lleva casi un año— para lograr un aumento de los salarios del sector de servicios en los restaurantes como McDonald’s y Burger King. Los huelguistas afirman que quieren sindicalizarse sin que haya represalias para poder realizar una negociación colectiva por un “salario digno” de quince dólares la hora, más del doble del salario mínimo nacional de 7,25 dólares. Shantel Walker, una trabajadora de comida rápida de larga trayectoria, se adhirió a la huelga en Nueva York.
Walker afirmó: “A decir verdad, estoy en el sector de la comida rápida desde 1999, entrando y saliendo, y estamos en 2013. Tuve un par de otros trabajos en el medio. En su mayor parte, independientemente del trabajo que tenga, parto de un sueldo de 7,25 dólares. Dicen que es el jornal mínimo, por lo que no importa dónde trabajes. Eso es lo irónico de esta situación. No se trata solo de las empresas de comida rápida, sino también de la gente de las fábricas, de los depósitos, de todas partes. No están ganando nada. Alguna gente ni siquiera puede pagar el alquiler, algunos viven en refugios y trabajan todos los días. Esos son los trabajadores pobres”.
Letitia James, miembro del Concejo Municipal de Nueva York, manifestó su apoyo a los trabajadores de empresas de comida rápida.
James declaró: “La mayoría de las personas que trabajan en los restaurantes de comida rápida, que es una de las industrias de crecimiento más rápido en Nueva York, están en una carrera hacia el fondo. Un gran número de quienes trabajan en tiendas y restaurantes de comida rápida son mujeres de color, como yo. Es decir, hay una feminización de la pobreza, término que describe a la mayoría de las mujeres que viven debajo de la línea de pobreza y que están luchando por llegar a fin de mes”.