Los gobiernos de todo el mundo se reúnen para comprender cómo disminuir y controlar la violencia derivada de más de mil millones de armas ligeras diseminadas por todo el mundo. La sociedad civil internacional estará presente en la Conferencia de Revisión para orientar el debate hacia soluciones eficaces. También la Red Italiana para el Desarme y Opal Brescia en Nueva York.
Ayer comenzó en Nueva York la Tercera «Conferencia de Revisión del Programa de Acción que las Naciones Unidas han establecido para prevenir, combatir y erradicar el tráfico ilícito de armas ligeras en todos sus aspectos». Durante dos semanas, los gobiernos de todo el mundo tendrán la oportunidad de evaluar los progresos realizados en la aplicación de esta herramienta para controlar los efectos problemáticos causados por la proliferación de armas. La Conferencia de Revisión se convoca cada seis años y, por lo tanto, es un acontecimiento internacional importante. La sociedad civil italiana que se ocupa del desarme y del control de armas estará representada en el Palacio de Cristal de la ONU por el Observatorio Permanente de Armas Ligeras de Brescia (Opal) y por la Red Italiana de Desarme (RID, de la que Opal es miembro), con la presencia de expertos incluidos en la gran delegación de la sociedad civil internacional presente, coordinada por la Red Internacional de Acción sobre Armas Ligeras de IANSA.
Es importante que en estas reuniones diplomáticas internacionales haya también una presencia vigilante y proactiva de organizaciones no gubernamentales de todo el mundo, a fin de estimular a los Estados a adoptar medidas concretas y valientes para reducir la violencia armada sin conformarse con medidas oficiales e ineficaces.
Los Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron por consenso el «Programa de Acción (PoA) de las Naciones Unidas para prevenir, combatir y erradicar el tráfico ilícito de armas ligeras y de poco calibre en todos sus aspectos» en 2001 como marco mundial crucial para combatir el flagelo de las armas pequeñas. Los gobiernos se han comprometido a definir una legislación nacional adecuada y a gestionar mejor su tenencia, regulando al mismo tiempo a los intermediarios de armas y comprometiéndose en la cooperación regional. Objetivos básicos que, para ser alcanzados, deben ser implementados con más coraje, según las ONG internacionales. No es casualidad que la Red IANSA subraye que las intervenciones de control sobre munición (no previstas explícitamente) también deberían incluirse en el PoA y, a este respecto, la Conferencia de Revisión en estos días ofrece una gran oportunidad para fortalecer el Programa si se prevén acciones explícitas sobre munición. Las armas pequeñas y las armas ligeras pueden durar y seguir siendo utilizables durante decenios, pero sin un suministro continuo de municiones se vuelven esencialmente inútiles.
«Armas pequeñas, grandes problemas», podría ser la frase que resume la cuestión. La mayoría de los conflictos actuales se libran con armas pequeñas y armas ligeras. Son más utilizadas en guerras civiles, crimen organizado, guerras entre pandillas y ataques terroristas. Son fáciles de usar, transportar y esconder.
El flujo ilícito de armas pequeñas y armas ligeras socavan la seguridad y el estado de derecho, y a menudo son un factor de desplazamiento forzado de civiles y de repetidas violaciones de los derechos humanos, incluidos los abusos sexuales y la violencia por motivos de género. Hoy en día, los conflictos armados son la causa principal de la huida de poblaciones enteras de sus hogares, convirtiéndose también en la causa más común de inseguridad alimentaria, como lo ilustran claramente las crisis de Somalia, el Sudán Meridional y el Yemen.
La violencia armada exacerba la pobreza, inhibe el acceso a los servicios sociales y aumenta el gasto en salud pública. Es un grave impedimento para el crecimiento económico: nada es más perjudicial para la inversión y el crecimiento económico y social que la inseguridad «armada».
Además, las armas pequeñas son, por lo general, la única categoría de armas que pueden estar en posesión de civiles. Significa que su regulación cubre un área de control verdaderamente única y específica que requiere estándares avanzados y efectivos y una participación mucho más amplia que de las solas instituciones nacionales y locales.
El Secretario General de la ONU, Guterres, inauguró la Conferencia con un Mensaje a los Gobiernos y a la Sociedad Civil que ha dado inicio al trabajo de la Conferencia de Revisión: «Las armas pequeñas son a menudo un factor en las violaciones a gran escala de los derechos humanos y el desplazamiento forzado de civiles. El control de las armas pequeñas es un requisito previo para la estabilidad y la prevención de conflictos, que son elementos fundamentales para lograr los objetivos de paz y desarrollo sostenible que se refuerzan mutuamente.
Observando que la regulación de más de mil millones de armas ligeras diseminadas por todo el mundo es un desafío complejo y único, sobre todo porque la gran mayoría de ellas están en manos de civiles y, por lo tanto, es necesario establecer acciones que vayan más allá de las instituciones de seguridad nacional, Guterres también agregó: «Trágicamente, muchos de los que cada año aprietan el gatillo son hombres que usan un arma comprada ilegalmente contra sus propias compañeras. En algunos países, más del 60% de los asesinatos de mujeres se cometen con armas de fuego». De este modo, se hace eco de una de las principales reivindicaciones de la sociedad civil desde hace algún tiempo: la necesidad de acciones basadas en el enfoque de género para frenar la proliferación de armas ligeras y la violencia relacionada con ellas.
«La Agenda para el Desarme que lancé el mes pasado incluye un enfoque renovado sobre el control de las armas pequeñas», concluyó el Secretario General de la ONU.
DEFINICIONES Y DATOS
Armas pequeñas (armas de poco calibre)
Están diseñadas para uso individual, desde pistolas y revólveres hasta rifles de asalto y ametralladoras ligeras.
Armas ligeras
Pueden ser transportados por un pequeño número de personas o por un animal de carga o un vehículo ligero. Esta categoría incluye ametralladoras pesadas, lanzagranadas, cañones portátiles y antiaéreos, lanzamisiles portátiles antiaéreos (MANPADS) y morteros con un calibre inferior a 100 mm.
Se estima que el comercio internacional autorizado de armas pequeñas asciende por lo menos a 6.000 millones de dólares (estimación referida a 2014), mientras que la dimensión mundial del tráfico ilícito de armas pequeñas es difícil de evaluar, pero las estimaciones más acreditadas lo sitúan en unos 1.000 millones de dólares al año.
Según los datos de la Encuesta sobre Armas Pequeñas, en la actualidad hay alrededor de mil millones de armas de fuego en circulación en todo el mundo en el 2017, de las cuales 857 millones (85%) están en manos de civiles, 133 millones (13%) en arsenales militares y 23 millones (2%) están bajo el control de la policía y los organismos encargados de hacer cumplir la ley. Estudios recientes sugieren que las tenencias mundiales de armas pequeñas han aumentado durante la última década, debido en gran medida a causa de que las que están en manos de civiles han aumentado de alrededor de 650 millones en 2006 a 857 millones en 2017. Se estima que sólo menos del 15% de las armas en poder de civiles están legalmente registradas.
El llamado «desvío» de armas (es decir, la desviación de los destinatarios legales a situaciones ilícitas) es un problema colosal en muchas partes del mundo. Permite que los rebeldes, las bandas, las organizaciones criminales, los piratas y los grupos terroristas refuercen exponencialmente su poder. El desvío puede producirse como resultado de una transferencia realizada sin los debidos controles, a re-transferencias no autorizadas, a robos de almacenamientos poco seguros, o a la libre transferencia de viejos arsenales a grupos armados, tal vez a cambio de recursos naturales. La corrupción es un problema muy a menudo asociado con esta práctica.
En el período comprendido entre 2010 y 2015, casi la mitad de las muertes violentas del mundo -unas 250.000 en total- se produjeron con armas de fuego. A este enorme número hay que añadir unos 9 millones de heridos o personas en grave peligro debido a las dificultades de acceso a la ayuda para el desarrollo, a los mercados, a la asistencia sanitaria, a la educación -y, por lo tanto, al incumplimiento de los derechos humanos- debido a las amenazas de los propietarios de armas de fuego. Las violaciones y abusos de los derechos humanos se cometen con armas ligeras más que con cualquier otro tipo de armamento.
Para más información:
Francesco Vignarca (Coordinador de la Red Italiana para el Desarme) segreteria@disarmo.org – 328/3399267
Piergiulio Biatta (Presidente Opal) piergiulio.biatta@gmail.com – 338-8684212
Carlo Tombola (Director Opal) carlo.tombola@gmail.com – 349-6751366
Traducido del italiano por María Cristina Sánchez